Una escultura de Juan José Aquerreta recuerda desde hoy a las víctimas del terrorismo en la plaza Baluarte de Pamplona

Actualizado: domingo, 22 abril 2007 15:34

PAMPLONA, 22 Abr. (EUROPA PRESS) -

Alrededor de 200 personas asistieron hoy al acto de inauguración de la escultura "Romper la vida. Muerte y desamparo", que recordará a las víctimas del terrorismo en la plaza del Palacio de Congresos y Auditorio Baluarte, en Pamplona, junto a la calle Yanguas y Miranda. Entre los asistentes, figuraban familiares de personas asesinadas por ETAy representantes políticos, con el presidente del Gobierno Miguel Sanz a la cabeza.

Obra de Juan José Aquerreta, premio Príncipe de Viana 2003 y Premio Nacional de las Artes Plásticas en 2001, consiste en un adulto que cae desplomado hacia atrás tras ser tiroteado, y un niño, testigo del asesinato de su padre, que inicia el gesto del abrazo, en representación del "desamparo de los que se quedan y la imposible inteligencia de este acto", según explicó en su día el artista.

"Somos el niño de la escultura en la medida en que recogemos el legado de dignidad y democracia de la figura que cae", dijo hoy en el acto de inauguración Tomás Caballero Martínez, presidente de la Fundación Tomás Caballero, el concejal de UPN en Pamplona asesinado por ETA en mayo 1998. La Fundación fue la que promovió la escultura.

Caballero explicó que se trata de un homenaje y acto de "gratitud" a todas las personas que "sufrieron y sufren" el terrorismo y que "lejos de resignarse, se comprometen para acabar con esa lacra", un homenaje a quienes se "resisten al abatimiento, a actitudes de oportunidad temporal o de simple conveniencia personal o social".

"Nuestra Fundación ha querido hacer memoria y rendir homenaje a todas las víctimas, porque todas fueron víctimas de un terrorismo que pretendía y pretende acabar con la democracia de todos nosotros", comentó Caballero, quien señaló que muchos murieron pese a no ser relevantes.

"Algunas encaminaron inconscientemente sus pasos hacia la diana criminal, otras se enfrentaron decididamente a los terroristas, pero todas han muerto por nosotros o viven bajo la amenaza por seguir defendiendo una sociedad libre", agregó Caballero, quien reconoció que las víctimas y la sociedad pueden sentirse reflejados en el motivo recogido en una escultura que, además, contribuye al "museo al aire libre" de Pamplona.

Caballero señaló que el momento también recuerda a las instituciones y grupos políticos "que combaten el terrorismo con toda la fuerza de la democracia, porque esta tierra y esta ciudad son un ejemplo de respuesta comprometida".

"La democracia nunca podrá devolver a las víctimas lo que han perdido pero pueden entregarles el reconocimiento de la sociedad", prosiguió y señaló que prescindir de las víctimas es desdibujar "la frontera que nos separa de los terroristas".

La cortina que tapaba la placa de la escultura fue descubierta a una por el presidente Sanz y por Tomás Caballero. En la base de la peana, Bruno Sangro Prieto, nieto del jefe de la Policía Foral José Luis Prieto, asesinado en marzo de 1981, y Alberto Toca Ascunce, director de la mutua Asepeyo en Pamplona, abatido en octubre de 1982.

CONCURSO DE IDEAS

La propuesta de Aquerreta resultó elegida en 2005 entre los 53 proyectos presentados al concurso de ideas. El premio consistió en 6.000 euros, si bien llevarlo a la práctica costó 180.000 euros, que fueron sufragados a partes iguales, 60.000 euros por institución, por el Gobierno - UPN y CDN presentaron en el Parlamento una enmienda a los Presupuestos Generales, que contó con el apoyo de todos los grupos-, el Ayuntamiento y la Fundación.

El jurado estuvo integrado por el presidente del Gobierno foral, Miguel Sanz, a quien en su ausencia representó Francisco Iribarren, y por la alcaldesa de Pamplona, como miembros de honor.

Asimismo, participaron en la elección la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Ana María Vidal; el delegado de la AVT en Navarra, Salvador Ulayar; el arquitecto de Baluarte, Patxi Mangado; el director del Museo Oteiza, Pedro Manterola; Javier Manzanos, técnico de Artes Plásticas; la directora de Cultura del Gobierno, Camino Paredes; el director de Proyectos Estratégicos y Obras del Ayuntamiento de Pamplona, José Vicente Valdenebro, y el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza. A todos ellos, Caballero agradeció su colaboración, mientras, dijo, de su "compromiso personal.

En la tribuna de inauguración, además de Sanz y Caballero, se subieron Salvador Ulayar y María Jesús González, vicepresidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo.

Entre otras personalidades, acudieron al acto Rafael Gurrea, presidente del Parlamento foral; Juan Cruz Alli, presidente de CDN; Javier Torrens, candidato de PSN a Pamplona, junto con el concejal Jorge Mori, o la candidata a parlamentaria María Victoria Arraiza; varios consejeros del Gobierno, como Francisco Iribarren, José Andrés Burguete, Javier Echarte, Juan Ramón Corpas o Álvaro Miranda. Tomás Caballero agradeció el "compromiso" de los presentes con los valores de "defensa de la vida y de la democracia".

CONSTANCIA Y OPORTUNISMO

Tras el acto, en declaraciones a los medios, Miguel Sanz indicó que este monumento de recuerdo a todas las víctimas era "muy perseguido" por la Fundación para dejar "testimonio palpable". "Ha sido tremendamente emocionante", apuntó Sanz.

En referencia al acto que también hoy tenía lugar en Bilbao, Sanz deseó que el recuerdo "no desaparezca, sea una constante" pero apuntó que las iniciativas "tienen que corresponderse con la realidad de la vida misma. "No sirve utilizar estos actos para hacer oportunismo político sino para reflejar nuestra actuación pública. Me parece loable esa iniciativa, yo no quiero criticarla o valorarla, ya lo harán las propias víctimas", comentó.

CRÍTICAS DE PATXI ZABALETA

En un acto que se celebrara a la misma hora en la sala principal de Baluarte, Patxi Zabaleta, candidato a la presidencia del Gobierno foral por Nafarroa Bai, criticó a los que "de una manera sectaria, sin habernos invitado a las demás fuerzas políticas, están inaugurando un monumento que debiera de ser dignidad, de las víctimas de unos y de otros, pero que es sólo una burda utilización de la presencia de la violencia en nuestra sociedad".