Publicado 03/04/2018 08:00

Antonio Casado.- El 155 y los presupuestos

MADRID, 3 Abr. (OTR/PRESS) -

Viejo truco de la política que reproduce el mito del policía malo y el policía bueno. El presidente del partido (PNV), Andoni Ortúzar, ladra al Gobierno con la amenaza de vetar los PGE si no desactiva el 155 en Cataluña, mientras que el lendakari desvía la carga de la prueba hacia los nacionalistas catalanes.

En el Aberri Eguna (Día de la Patria Vasca) Iñigo Urkullu pidió al Parlament, controlado por los nacionalistas, que faciliten de una vez por todas la formación de un gobierno efectivo que vuelva a ocuparse del día a día, como única forma de desaplicar el articulo 155 de la Constitución, que tiene intervenido el autogobierno de Cataluña desde hace más de cinco meses.

Andoni Ortúzar, el malo, se puso estupendo al afirmar que el PNV no apoyará los Presupuestos del Estado si sigue vivo el 155 por ser "una cuestión de principio". Lo considera "un ataque también a Euskadi". Pero no dijo ni media palabra sobre las causas que motivaron su aplicación. Nada menos que el intento ilegal y unilateral de declarar la independencia en una parte del territorio nacional. Insisto, ni media palabra respecto a ese comportamiento concertado por una facción (independentistas), tipificado como "rebelión" en el Código Penal.

En cambio el lendakari, Iñigo Urkullu, que hacia de bueno, desde la moderación y el realismo propios del cargo que ejerce para todos los vascos sin distinción, se dirigió a las fuerzas políticas catalanas para que acuerden de una vez por todas, en la formación de un gobierno "estable y sólido, que destierre el 155 y les devuelva el autogobierno". Y siendo así, el PNV no tendrá inconveniente en prestar el voto de sus cuatro diputados para sacar adelante las cuentas del Estado y los españoles no paguen los platos rotos de la inestabilidad política.

Las declaraciones de Urkullu coinciden básicamente con las del ex presidente de la Generalitat, Artur Mas, que ha pedido a sus conmilitones un esfuerzo de realismo para elegir a un candidato sin cargas judiciales y olvidarse de Carles Puigdemont. Supone reconocer que la desactivación del 155 no está en manos del Gobierno central sino de los partidos nacionalistas catalanes, que son mayoría en el Parlament y hasta ahora se han mostrado incapaces de formar un gobierno que vuelva a la política de las cosas y libere a la Generalitat del poder de Moncloa.

Si esos llamamientos no caen en saco roto, antes de terminar el mes de abril estaría despejado el camino de los PGE 2018 hacia su respaldo en las Cortes y enfriarían los rumores sobre una disolución prematura de la Legislatura.

También cesarían, de momento, las quinielas, sobre la eventual espantada política de Rajoy. En los últimos días se volvió a manejar la hipótesis de que el candidato del PP a las próximas elecciones generales será el gallego Núñez Feijóo, único presidente autonómico que gobierna con mayoría absoluta. Pero ese ya es asunto para otro comentario.