Publicado 22/05/2018 08:00

Antonio Casado.- Gana Maduro, pierde Venezuela

MADRID, 22 May. (OTR/PRESS) -

La Venezuela chavista ha terminado siendo la distopía de los fundadores de Podemos. Monedero ya no habla de ese paraíso perdido. Y Pablo Manuel ya no siente envidia por no vivir en un régimen como el fundado por Chaves, con Maduro redondeando la faena. O sea: desabastecimiento, inestabilidad, pobreza, inflación, violencia, desesperanza, ruina económica y desbandada migratoria.

En ese estado de cosas los venezolanos han acudido a las urnas. Unas elecciones cuya legitimidad venía viciada en origen. Fue la respuesta de Maduro a la derrota oficialista en las elecciones de 2015, que alumbraron una mayoría parlamentaria de la oposición. El chavismo no lo soportó y se sacó de la manga una "asamblea constituyente", a modo de parlamento paralelo. Los demás grupos se opusieron a la cacicada, el choque se trasladó a la calle y el desenlace fue un reguero de sangre y 120 muertos.

Ese fue el caldo de cultivo de la convocatoria sustanciada el domingo con la pre-fabricada victoria de Maduro, de la que ha estado ausente la oposición real, que desde un primer momento boicoteó la convocatoria, denunció su ilegalidad y se desmarcó de la misma.

El delfín de Chaves se asegura la continuidad con el 68% de los votos. O sea, voto favorable de ocho millones sobre un censo de veinte. Equivale al voto favorable de apenas el 29% de votantes censados, pero la oposición clásica al chavismo se apropia de la abstención y hasta la oposición "oficial" (Henri Falcón, el chavista rebelde) impugna el resultado por "coacción a los electores". Voto por comida. Cajas distribuidas en los "puntos rojos" (puestos callejeros del oficialismo, situados junto a los colegios electorales) entre los que presentan el "carnet de la patria".

Maduro hace oídos sordos. Entiende que ha sido una lección al mundo. "Un pueblo que nunca se rinde", dijo a modo de celebración con sus seguidores. Pero el líder de la descafeinada oposición, Henri Falcon, que ha obtenido casi dos millones de votos, descalifica los resultados y pide unas nuevas elecciones.

Más expresivo es el pastor evangélico, Javier Bertucci, que ha obtenido 800.000 votos: "Ha ganado Maduro, pero ha perdido Venezuela", dice en relación con el futuro negro que le espera a un país socialmente descompuesto y económicamente arruinado.