Publicado 20/03/2019 08:01

Carmen Tomás.- Calviño pone cara de Solbes

MADRID, 20 Mar. (OTR/PRESS) -

La ministra de Economía no ceja en su empeño de convencernos de que no pasa nada. Dice Calviño que la economía va bien y que no ve ningún problema en el horizonte. Es lo mismo que nos decía el ministro de Zapatero, Pedro Solbes. ¡Cuántas veces hemos tenido que recordar el debate con Pizarro! El problema ahora es que, a pesar de que las cifras de crecimiento del PIB son mejores que la media de la Eurozona, España es el segundo país con peor déficit y con una deuda pública cercana al cien por cien del PIB. Es decir, que el margen de maniobra es prácticamente nulo, si las cosas se ponen aún más feas de lo que ya están.

De momento, nos está salvando la pura inercia, porque los datos son reveladores de que la economía se está desacelerando y que más pronto que tarde notaremos con mayor virulencia el parón de Alemania e Italia o el estancamiento de Francia. Esto se ve muy claramente en nuestro déficit comercial que ha pasado a ser el mayor en ocho años. Pero, también en otros indicadores tan fundamentales como el empleo. Este año se van a crear más de 100.000 empleos menos por, entre otras cosas, la subida del SMI y las cotizaciones sociales. Ha caído en picado la contratación y los contratos indefinidos y además lo ha hecho en las zonas más castigadas y con menores salarios.

De nuevo, un ministro de Economía pasa de lo que están diciendo todos los organismos nacionales e internacionales o eso quiere trasladarnos. "El frenazo de la Eurozona es mayor de lo esperado", dijo hace unos días el gobernador del Banco de España. Pero, también las organizaciones empresariales y los indicadores de confianza. Ir a unas elecciones "engañando" de nuevo a los españoles no es justo ni digno. La realidad es que muchos indicadores adelantados están ya en negativo y el gobierno ha tomado medidas perniciosas para este momento, que van a dejar un agujero en las cuentas públicas que quizás tengan que gestionar otros. Es muy irresponsable dejar que nuevamente los ciudadanos tomen decisiones en base a unas informaciones que no se ajustan a la realidad.