Actualizado 24/07/2018 08:00

Cayetano González.- Un nuevo líder para el PP

MADRID, 24 Jul. (OTR/PRESS) -

El partido que ha aglutinado al centro derecha en España durante los últimos veintiocho años ha elegido este fin de semana un nuevo líder. Los compromisarios del PP se han decantado de una forma clara por una persona joven, 37 años, apasionado desde hace tiempo por la política, sin una excesiva experiencia en la gestión pública, pero con un discurso político cargado de principios y valores que os lo que a la postre le ha dado la victoria frente a la otra candidata, que atesoraba más años de gestión de la cosa pública, pero que conectaba mucho menos con esa base sociológica del PP que necesitaba y pedía a gritos un revulsivo.

Pablo Casado llega a la presidencia de su partido con la misma edad que, por ejemplo, llegó José María Aznar al mismo puesto en el Congreso de Sevilla de 1990 que supuso la refundación y la reunificación de todo lo que estaba a la derecha del PSOE. El PP necesitaba un cambio generacional que sin ningún género de dudas encarnaba mucho mejor Casado que Sáenz de Santamaría, porque esta última era vista, con razón, como una continuación de la era Rajoy.

La tarea que tiene por delante el nuevo líder del PP no es nada sencilla. De entrada, tiene que decidir en los próximos días quien será su equipo de confianza, eso que se suele llamar el "núcleo duro", empezando por el número dos del partido, es decir, el secretario o secretaria general. Es loable la manifestación pública de Casado de que quiere integrar y unir a los equipos de Sáenz de Santamaría o de Cospedal, pero eso no debe llevar a caer en una especie de entente artificial. El proyecto ideológico que tiene Casado es muy diferente al de la ex-vicepresidenta, en cuestiones tan claves e importantes como la manera de afrontar el proceso secesionista de Cataluña, la defensa de la familia, el derecho a la vida, la bajada de impuestos, por citar sólo algunos.

Casado, que ha demostrado, desde el mismo momento en que anunció su candidatura a presidir el PP, ser una persona sin complejos, deberá ahora mantener esas fuertes convicciones que le han llevado a la presidencia de su partido. Es evidente que su elección como líder del PP ha devuelto a la ilusión y la esperanza a una parte importante tanto de la propia militancia popular, como de esos votantes que en un número nada desdeñable -se puede cifrar en torno a los cinco millones de personas- habían dejado de votar al PP y no pensaban hacerlo si el partido seguía por la senda en que lo había metido Rajoy. En las encuestas que se publicarán en las próximas semanas se corroborará esa recuperación electoral de los populares. Y en pocos meses, no serán las encuestas, sino los ciudadanos en las urnas quienes tendrán la última palabra. De momento, el PP ha tomado una buena decisión y ha elegido a un nuevo líder que le dará otro aire al partido que ha representado al centro derecha durante muchos años.

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