Actualizado 18/07/2018 08:02

Más que palabras.- Amnistía sin nombres

MADRID, 18 Jul. (OTR/PRESS) -

El presidente Pedro Sánchez, en su primera comparecencia en el Congreso de los Diputados desde que llegó a La Moncloa, anunció que el Gobierno prohibirá, por ley, futuras amnistías fiscales. El presidente, eso sí, confirmó que no podrá cumplir su promesa de hacer públicos los nombres de los que se acogieron a la última amnistía. "Desgraciadamente, no es posible revisar los casos que se acogieron a dicha amnistía. No podemos modificar un pasado ya sentenciado, ya me gustaría, pero podemos evitar que se produzcan nuevas amnistías" afirmó.

Inmediatamente recibió una dura crítica de algunos grupos parlamentarios y diputados, entre ellos de Albert Rivera: "No da los nombres porque no quiere, tal vez porque en esa lista hay algunos destacados socialistas", dijo. Y en el fragor del rifirrafe el presidente le espetó a modo de "zasca": "Yo no tengo ni idea quien está en esa lista, no tengo ni idea de quienes son los amnistiados pero tal vez usted señor Rivera sí lo sabe y, si es así, sea valiente; súbase a la tribuna y dígalo". Y luego le recordó que ellos, C's , aprobaron la amnistía fiscal en apoyo del PP.

Sea como fuere, la realidad es que el anteproyecto que va a presentar el Gobierno hará imposible que ningún Ejecutivo vuelva a aprobar una amnistía como la de Cristóbal Montoro o la anterior de la etapa socialista.

En su día, cuando el Tribunal Constitucional tumbó la amnistía de Rajoy, acusó en la sentencia al Gobierno, con toda razón, de "abdicar" de sus obligaciones y de "quebrar" el sistema de justicia tributaria con una amnistía que supuso en la práctica "legitimar" el fraude fiscal. El TC en su momento lo pudo decir más alto pero no más claro: "Esa amnistía viene a legitimar como una opción válida la conducta de quienes, de forma insolidaria, incumplieron su deber de tributar de acuerdo con su capacidad económica, colocándolos finalmente en una situación más favorable que la de aquellos que cumplieron voluntariamente y en plazo su obligación de contribuir".

Cuando Montoro aprobó la amnistía dije que era totalmente vergonzosa, inmoral y contraproducente, porque dar ventajas para los defraudadores no solo era, como luego se demostró, incompatible con los principios constitucionales de justicia, sino que se penalizaba a los buenos pagadores, a los ciudadanos honrados que pagan sus impuestos religiosamente y certificaba que el viejo eslogan de que "hacienda somos todos" era absolutamente falso.

Como a muchos, a mí me habría gustado saber la lista completa, los nombres y apellidos de los amnistiados, y seguro que, de haberse hecho pública, muchos de los que dan lecciones de moral tendrían que bajar la mirada. En fin, ¡menos es nada!, y si efectivamente, además de impedir nuevas amnistías fiscales en el futuro, se refuerza, como dijo Sánchez, la lucha contra el fraude fiscal, se permite publicar listas de morosos fiscales y se actualizan los paraísos fiscales porque "un Estado del bienestar de primera requiere un sistema fiscal de primera y no de tercera", pues lo anunciado en el Hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo es un avance.

Claro que como obras son amores y no buenas razones, el tiempo dirá si esto solo se queda en una mera declaración de intenciones o en una promesa firme que se cumple, para que los ciudadanos de a pie nos sintamos un poquitín reconfortados.