Publicado 13/06/2019 08:00

Fermín Bocos.- Las dudas de Sánchez

MADRID, 13 Jun. (OTR/PRESS) -

Vamos a tener que esperar algunos días hasta saber por la evidencia de los hechos qué es un "Gobierno de cooperación", término empleado por Pablo Iglesias y también por la diputada socialista Adriana Lastra para referirse a un todavía por conocer -y definir- futuro Ejecutivo fruto de la colaboración entre el PSOE y Podemos.

Vivimos días en los que la actualidad política nos invita a releer "1984", la premonitoria distopía de George Orwell. Su profecía sobre la "neo lengua", a la que con tanta frecuencia recurren los políticos cuando quieren ocultar el alcance del pensamiento y -por decirlo con palabras del propio Orwell-, cuando pretenden estrechar el radio de acción de la mente. A pequeña escala, en eso estamos. Lastra no sabe definir en qué se diferencia un Gobierno "cooperativo" del clásico Ejecutivo de coalición que todo el mundo sabe lo que es. Tampoco Iglesias quiso ser más claro. ¿Por qué? ¿Cuál es el problema?

El problema reside en qué Pedro Sánchez necesita los votos de Podemos para sacar adelante la investidura pero se resiste a meter a Pablo Iglesias en su futuro Gobierno y por eso han empezado a marear la perdiz echando mano de la "neo lengua". Dada la secuencia de derrotas sufridas por Podemos (en abril perdió un millón de votos y en mayor algo más de ochocientos mil), Iglesias sabe que si al final no hay investidura y llegan a repetirse la elecciones su criatura política correría el riesgo de acabar en la irrelevancia. Por eso presiona para entrar en el Gobierno porque un ministerio es una fuente de poder y un foco mediático. Pero, ¿por qué Sánchez prolonga la incertidumbre y empuja a la pobre Lastra a hablar de lo que no sabe cómo definir? Pues por varias razones.

Una y muy principal: Sánchez guarda memoria de cuando en 2016 Iglesias impidió su primer intento de llegar a La Moncloa. Quien, por cierto, por aquél entonces le apoyaba y muy convencido, era Albert Rivera. ¡Cómo cambian las cosas!

Pero hay otra razón, quizá más de fondo. Sánchez recela de la alianza con Podemos porque conoce la Historia. No ignora que los gobiernos de coalición entre partidos socialdemócratas con partidos comunistas son inestables porque en la naturaleza de los comunistas está la fantasía de su pretendida superioridad moral respecto del resto de formaciones políticas y en esa presunción vive larvado el germen de la intriga y la disidencia. Sí no puede evitar el nombramiento ministerial de Iglesias hará lo posible para que la encomienda no recaiga en alguno de los llamados ministerios de Estado. Esperemos que no tenga que explicarlo Adriana Lastra.