Actualizado 02/10/2018 08:00

Fermín Bocos.- Gobierno provisional

MADRID, 2 Oct. (OTR/PRESS) -

Todo es provisional en esta vida, pero en política la provisionalidad resulta, si cabe, más inquietante. Lo estamos viendo con el actual Gobierno de España. Por más que la ministra portavoz diga que es de granito es difícil sustraerse a la idea de que la precariedad de sus apoyos parlamentarios permitirá al presidente Pedro Sánchez culminar el gran sueño de su vida. Que no es otro que haber llegado a ser presidente del Gobierno de España. Hasta a él mismo le debe resultar poco menos que increíble su actual encomienda. Quince veces repitió en reciente entrevista televisiva que era el presidente. "Yo soy el presidente", repitió una y otra vez.

Se diría de él que es un actor; incluso un buen actor interpretando el mejor y puede que irrepetible papel de su vida. En ése registro le hemos visto actuar estos días en su semana americana. Primero en Canadá y después en los Estados Unidos. Un actor lo es las veinticuatro horas del día y de sus posibles contradicciones a quien hay que pedir coherencia es a los autores de los guiones que maneja. Cuando estaba solo y a solas en la sede de Ferraz y no tenía cerca a Iván Redondo mandó a los eurodiputados socialistas que reconsideran el apoyo al CETA, el tratado de la UE con Canadá. Después, ya envuelto en la púrpura, cambio el guión porque no iba a dejar pasar la ocasión para sintonizar con el inefable titular de los calcetines más comentados de la reciente crónica política internacional.

Sánchez interpreta bien su papel aunque no siempre el público le acompaña. En la Asamblea de las Naciones Unidas, dónde las televisiones amigas no manejan el tiro de cámara, el plano delataba menos oyentes de los que suelen asistir a los discursos de otros líderes, pero, en fin, leyó bien su discurso y esa imagen junto a la foto de matrimonio con Trump y señora quedará entre las que serán seleccionadas para figurar en el video de campaña electoral que se está preparando por sí procede acelerar la edición del álbum de recuerdos de cuando pasó por La Moncloa.

La conclusión de ese video no depende de Sánchez aunque sólo a él le está reservada la potestad de disolver las Cortes y convocar elecciones .Podría hacerlo si no consigue sacar adelante los Presupuestos. No depende de él porque el suyo es un Gobierno con hipoteca. Los 84 diputados del PSOE solo dan para formar polinomios. Por sí solos no va a ninguna parte aunque la portavoz del Grupo Parlamentario trata de disimularlo. Están en manos de Podemos, de los 17 diputados separatistas catalanes y de los vascos del PNV. Los primeros dicen que quieren tumbar lo que llaman el "régimen del 78", los segundos acelerar la llegada de la república catalana y los vascos cambiar el Estatuto y que se les reconozca como nación.

Este papel de inquilino de La Moncloa con tantas hipotecas es complicado. Por no hablar del que supone hacer frente al último de guión tejido por la actualidad, me refiero a defender la continuidad de una ministra como Dolores Delgado, titular de Justicia, contaminada como está por las revelaciones que la vinculan con amistades peligrosas o el caso de Pedro Duque, otro ministro que antes de serlo era un astronauta de mucho prestigio y ahora está en la órbita de los presuntos defraudadores de Hacienda. Todo actor tiene un límite. Incluso siendo un buen actor como Sánchez.

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