Actualizado 22/03/2018 08:00

Fermín Bocos.- El perro de Alcibíades

MADRID, 22 Mar. (OTR/PRESS) -

Cuando un político está apuros o el partido al que pertenece no atraviesa por un buen momento busca una salida. Siempre la misma: poner en marcha algún tipo de maniobra de distracción. Crear un relato que desvíe la atención del foco de sus preocupaciones. Este tipo de argucias tienen un antecedente en la famosa anécdota del rabo del perro de Alcibíades, el sobrino corrupto de Pericles. Aquél joven al que Plutarco describe como un político tan encantador como desaprensivo y que como primer gobernante se paseaba por Atenas con un perro de gran porte y hermosa cola del que los atenienses hablaban con admiración hasta qué un día, para sorpresa y disgusto de sus paisanos, decidió cortarle el rabo. Preguntado por la razón de tan absurda decisión contestó que mientras le criticaban por lo del perro, no se ocupaban del mal gobierno de la ciudad.

Recuerdo esta anécdota al saber que Podemos ha registrado en el Congreso una proposición de ley para despenalizar la venta ambulante y "poner fin la criminalización sistemática" que sufren los manteros según el decir de la diputada Noelia Vera que es quien anunció la iniciativa. Retirar del Código Penal las sanciones previstas para quienes se dedican a este tipo de actividades que en el caso de la venta de productos falsificados supone un acto de piratería y que en cualquiera de sus manifestaciones perjudica a los comerciantes establecidos-, es una decisión que contradice el principio general en el que se basa la actividad comercial regulada que protege a los comerciantes y a los clientes que adquieren sus productos. Esta es la cuestión de fondo. Pero hay más. En la iniciativa de Podemos convive una segunda naturaleza. Promueven una idea que saben contraria a la opinión de la mayoría parlamentaria porque necesitan una cortina de humo. Una maniobra que haga olvidar las críticas que han recibido los concejales podemitas de Madrid tras culpar a la policía municipal de los incidentes acaecidos en el barrio madrileño de Lavapiés tras la muerte de Mame Mbade, el mantero senegalés fallecido a resultas de una parada cardiorrespiratoria. El sectarismo de algunos de los regidores de Podemos en el Ayuntamiento de Madrid (que en este caso alcanza a la alcaldesa Manuela Carmena) convive con la inteligencia de otros dirigentes nacionales del partido quienes ante la torpeza de sus camaradas municipales decidieron tirar por la calle del medio proponiendo la legalización de la piratería ambulante. Y, como habría previsto Alcibíades, ya se habla de otra cosa.