Publicado 08/02/2018 08:00

Fermín Bocos.- Sesión de control

MADRID, 8 Feb. (OTR/PRESS) -

En la sesión de control al Gobierno -la primera tras las largas vacaciones navideñas de sus señorías-, sobrevoló en el Hemiciclo el espíritu de Juan de Mairena, el heterónimo de Antonio Machado para siempre uncido a una frase mil veces repetida: la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero.

Pablo Iglesias preguntó al Presidente del Gobierno acerca de los casos de corrupción corroborados por las declaraciones de Ricardo Costa (Valencia) o las de Francisco Correa (Madrid) que han confesado que el PP se financió de manera ilegal. Fue pregunta sin respuesta.

Frente a tan ominoso señalamiento Mariano Rajoy se puso de perfil. Le preguntaban por la corrupción y habló de economía y de lo que Podemos había hecho o dejado de hacer en Cataluña. Mala salida porque los hechos son tenaces y poco a poco, pese a los recursos dilatorios y demás argucias legales para forzar las prescripciones de determinados actos presuntamente delictivos, los tribunales van sacando a flote las evidencias de los casos de corrupción por los que están siendo investigados algunos dirigentes del PP.

Que ante la pregunta directa sobre si tiene algo que decir acerca de este asunto por toda respuesta el Presidente del Gobierno -que lo es también del Partido Popular- diga que son casos de hace diez años y que quienes en ellos están implicados ya no forman parte del PP, resulta desmoralizador. Negar los casos de corrupción y la responsabilidad política que aparejan es uno de los factores que explican la progresiva disminución de apoyo electoral que aqueja al PP.

La idea de que pese a todo sigue siendo el partido más votado y que cuando lleguen las elecciones seguirá contando con la fidelidad de quienes nunca votaran a otro partido se está demostrando provisional. Las elecciones no son el Jordán. Las encuestas reflejan esa decadencia y apuntan datos sociológicos que deberían hacer reflexionar al silente sanedrín que rodea a Mariano Rajoy.

Según la última del CIS, el PP tiene poco o nada que hacer entre los votantes menores de 45 años. Se estarían pasando a Ciudadanos. De ahí la acritud con la que la misma sesión de control respondió Mariano Rajoy a Albert Rivera ¡deslizando la insidia de que Ciudadanos es más complaciente con los separatistas catalanes que con el Gobierno! Tengo para mí que no fue el mejor día parlamentario de quien, por otra parte, tiene merecida fama de excelente orador y gran experto en ironías varias.