Publicado 29/08/2018 08:00

No te va a gustar.- El Gobierno necesita un portavoz

MADRID, 29 Ago. (OTR/PRESS) -

Ignoro dónde estará la señora Celaá, ministra portavoz del Gobierno y, a la vez, titular de Educación. Error, por cierto, en el organigrama del Gobierno, copiado de su antecesor, el Ejecutivo de Rajoy: acumular la portavocía a una cartera tan importante como la educativa, incluyendo la Formación Profesional. Puede que doña Isabel Celáa, que es persona que ha acumulado méritos y reconocimiento, no haya abandonado del todo el espíritu vacacional, o puede que esté excesivamente ocupada preparando el nuevo curso escolar, no sé.

El caso es que las declaraciones de verdadero calado le están correspondiendo, a la hora de lidiar con la prensa, a una vicepresidenta, Carmen Calvo, que no acaba de estar del todo exacta -vamos a decirlo así_ a la hora de explicar las rectificaciones, que oficialmente no lo son, del Ejecutivo en materias tan sensibles como la Justicia, la inmigración o, más complicado aún, las relaciones con esa Generalitat tan demencialmente conducida por el tándem Torra- Puigdemont.

Pedro Sánchez, que tanto fía a la imagen, y no se lo critico, solamente lo constato, debería afinar más en el tema de la portavocía del Gobierno, que es materia clave, y no solamente en los fuegos más o menos de artificio, sin duda bien armados por su jefatura de Gabinete en manos de Iván Redondo. No, no basta con gestos; hay que lanzar mensajes inequívocos para la ciudadanía.

No se puede encender una vela al dios de la opinión pública y publicada y otra vela al diablo Torra, que este lunes se reunía en Waterloo con el fugado Puigdemont para amenazar con un calendario que paralizará, acaso durante semanas, Cataluña. No se puede dar un palo al magistrado Llarena, diciendo que allá él con lo que dice en sus conferencias 'privadas', y luego ofrecerle la zanahoria de que él es un bien de Estado y hay que defenderle a toda costa.

Si eso no es una rectificación ya me dirá usted; pues eso es precisamente lo que el Ejecutivo tiene el cuajo de negar, que haya sido un giro de ciento ochenta grados, tipo de virajes que, a su curriculum reciente me remito, constituyen la especialidad de Pedro Sánchez.

Conste que tampoco me atrevo a criticar, sino más bien a celebrar, su paso del 'no, no y no' de antaño a sus posiciones más realistas de hogaño. Rectificar es de sabios y rectificando, rectificando, parece que se llega por la vía rápida, o sea, no la de las urnas, a La Moncloa, sobre todo si el anterior inquilino te facilita el camino.

Pero, claro, tanta ida, vuelta y de nuevo ida despista a los ciudadanos, les hace perder la confianza en sus representantes y en lo que estos proclaman, incluso con hueca solemnidad. Y lo mismo ocurre con los silencios ante las provocaciones: si Torra dice que hay que desafiar al Estado, el Gobierno, que es parte sustancial del Estado, tiene que dar una respuesta y no minimizar el reto.

Como con lo de los lazos amarillos: me gustó escuchar a la fiscal general del Estado que ni colocarlos ni quitarlos es delito. Pero Pablo Casado y Ciudadanos quieren penar el llevarlos hasta en la solapa, y Quim Torra quiere que los Mossos detengan a quienes los quitan. Vamos involucionando, es decir, vamos a peor.

En las guerras, y estamos empezando una, me temo, la primera víctima es la verdad, y entonces hasta se falsean las traducciones en una querella ante la justicia belga, que no debe estar entendiendo nada (como siempre); o se habla de narices que se interponen, salvajes ellas, a los puños.

La segunda víctima es el Derecho, que es obvio que está siendo pisoteado a conciencia en todo este lance del procés, y lamento decir que acaso no solamente del lado de allá del Ebro, aunque no quisiera comparar unas cosas y otras. La tercera víctima es la razón, que poco a poco perdemos todos exigiendo 'más madera', más mano dura contra acciones que, nos gusten o no, nada tienen de penalmente punibles.

Y ahí yo pediría un poco de flexibilidad a una oposición que compite por ganar votos a base de mostrarse a cuál más intransigente con un secesionismo catalán que está cometiendo el error de su vida al no aceptar la mano del diálogo. Creo que Torra, dependiente de la 'vendetta' de Puigdemont, se está inhabilitado como posible interlocutor de Pedro Sánchez: habrá que buscar otro, y me temo que en quien yo estoy pensando está ahora en la cárcel. Sí, a Oriol Junqueras me refiero.

Bueno, pues todo esto tiene que asimilarlo, ordenarlo y explicitarlo un Gobierno que ha de empezar a discurrir por una senda más comprensible para la gente de la calle que, la verdad, muchas veces no sabemos a qué carta quedarnos cuando un día se nos dice 'so' y al siguiente 'arre'. No sé en qué rayos estuvieron meditando en la 'cumbre' de Quintos de Mora si no era en todo esto.

Y ahora que caigo: tal vez no sea cosa del/de la portavoz, o de las portavoces, o de los silencios, a veces tan locuaces, de Sánchez. Tal vez resulte que el portavoz mismo, puede que, glub, hasta el mismísimo Sánchez, estén tan perdido como usted y como yo ante la línea zigzagueante de conjunto del Ejecutivo. Y de las oposiciones varias, claro. Quo vadis, país?

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