Publicado 03/05/2018 08:00

Francisco Muro de Iscar.- Dos cruces en el IRPF

MADRID (OTR/PRESS)

Seis millones y medio de contribuyentes españoles desaprovecharon en 2017 la única posibilidad que tienen de decidir dónde va una pequeña parte de sus impuestos al hacer la declaración de la Renta. La asignación fiscal del IRPF nos permite elegir el destino del 0,7 por ciento de los impuestos que pagamos y la Administración está obligada a respetar nuestra voluntad. No significa que tengamos que pagar más impuestos ni que te devuelvan menos; sólo que podemos decidir dónde va ese dinero. A muchos nos gustaría que en un ejercicio democrático y de libertad ese 0,7 se ampliara e incluyera otras decisiones: el dinero que los ciudadanos quieren que reciban los partidos, los sindicatos y otras instituciones religiosas o no. De momento podemos elegir entre apoyar el sostenimiento de la Iglesia católica o aportar a otras actividades de interés social. O marcar las dos casillas.

En 2017, trece millones de españoles marcaron una de esas dos casillas (6,4 millones la 106, de Actividades de Interés social y 2,4 millones la de la Iglesia católica, la 105) o las dos (4,1 millones) y el Estado destinó seiscientos millones del 0,7 por ciento a lo que los ciudadanos decidieron. No puede ser más democrático y más libre. Diez millones y medio de ciudadanos apoyaron a las ONGs y 6,5 millones la acción de la Iglesia donde también se contempla el apoyo a las ONGS eclesiales, alguna como Cáritas siempre en cabeza de la ayuda a los más desfavorecidos.

Hay, no obstante, un dato negativo en la última declaración. Tanto las ONGs como la Iglesia han recibido más dinero, porque se han pagado más impuestos al salir de la crisis, pero han tenido menos apoyos, en torno a 400.000 contribuyentes menos. Es preocupante que crezca esa cifra hasta llegar a más de 6,5 millones de ciudadanos que no ejercen ese derecho, que desdeñan la oportunidad de decidir. Es posible que no sea fácil encontrar esas casillas o que los nuevos sistemas telemáticos de la declaración, este año incluso con el móvil, dificulten verlas. Hay otras razones, como el apoyo de una parte de la Iglesia catalana al proceso independentista o el escándalo de abusos en alguna ONG, incluso el alejamiento de los jóvenes en el caso de la Iglesia. Iglesia y ONGs deben hacer un esfuerzo de comunicación y de transparencia para no poner en riesgo el enorme esfuerzo que una y otras hacen en favor de los más desfavorecidos, de los niños, de los jóvenes, de los ancianos, de los inmigrantes, de los mayores, de las personas con discapacidad, de los enfermos, de los que quieren aprender.

Más de diez millones de personas se benefician de esta acción y más de 150.000 voluntarios lo hacen posible. Marcar las dos X contribuye a hacer una sociedad mejor, a una causa social, a transmitir valores y actitudes de solidaridad y de ciudadanía. La Iglesia católica es una de las entidades más transparentes hoy en el uso del dinero que recibe del Estado, con auditorías externas, y su labor social y evangelizadora llega a millones de personas que, de otra forma, estarían en la precariedad absoluta. Las ONGs son imprescindibles en esta tarea. Marcar las dos X es fácil. Las aportaciones se suman, no se dividen. Dejar de hacerlo es renunciar al compromiso que todos tenemos con los más vulnerables.