Publicado 10/05/2018 08:01

Isaías Lafuente.- Honorífico

MADRID, 10 May. (OTR/PRESS) -

Andan debatiendo en el patio del Congreso en las últimas semanas sobre la petición del PSOE para que el Gobierno amortice el Ducado de Franco antes de concedérselo a su nieta Carmen, que lo reclama tras la muerte de su madre. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha respondido que no tiene ninguna intención de hacerlo porque el título "no genera ningún privilegio" al ser "simplemente honorífico". Y ha reprochado al PSOE su sobrevenida obsesión por eliminar este título nobiliario cuando nada hizo en la materia mientras gobernó.

Tiene razón en el reproche, no se lo vamos a negar. Los 22 años de gobierno socialista, la mitad de ellos con mayoría absoluta o rozándola, habrían dado para encontrar un hueco legislativo en el que corregir el despropósito. Incluso para ir más allá y borrar otras distinciones que honran la memoria de personajes destacados de la dictadura: los ducados de Primo de Rivera, de Mola, de Carrero Blanco; el condado del Alcázar de Toledo o el marquesado de Queipo de Llano, entre otros. Eso es verdad. Es más, ya defendí en su día que ninguna distinción que señale la nobleza de un individuo debería ser hereditaria, porque los méritos son personales e intransferibles. ¿Alguien imagina que un descendiente pudiera reclamar para su persona el Nobel o el Óscar recibido por su padre o por su madre? Sería un contradiós tronchante.

Pero volvamos al asunto. La argumentación de Catalá para mantener el Ducado de Franco es muy sorprendente. No sólo defiende acríticamente el automatismo en la transmisión de la nobleza sino que minimiza la importancia del título porque es "simplemente honorífico". Y es que es precisamente ahí donde está el problema, en que sea honorífico, es decir, en que da honor, gloria, buena reputación, aplauso o agasajo, según las múltiples acepciones del término, todas buenas y ninguna adecuada para quien da nombre al título -porque su biografía, para muchos españoles, fue terrorífica y no honorífica- o para quien ahora pretende obtenerlo, de la que desconocemos los méritos acumulados en su vida como para ser señalada con un título de nobleza. Por menores e incomparables deméritos que los que acumuló Franco en sus 40 años de dictadura, el rey Felipe VI retiró el Ducado de Palma a su hermana y a su cuñado. Así que sólo caben dos opciones: o el ministro ignora lo que significa honorífico o considera que la memoria del dictador merece el honor que el adjetivo nombra. Y debería aclararlo, para saber de qué estamos hablando.