Publicado 19/06/2019 08:00

Escaño cero.- Dos almas gemelas

MADRID, 19 Jun. (OTR/PRESS) -

Aparentemente Albert Rivera ejerce un control férreo sobre Ciudadanos. Nadie le rechista. Claro que lo mismo pasa en el PSOE. No hay quién se atreva a rechistar a Pedro Sánchez.

A Pablo Casado sí que le rechistan aunque ahora un poco menos. En cuanto a Pablo Iglesias, es evidente que tiene oposición interna por mas que él lo intente ignorar.

No diré que es lo normal pero sí que es habitual que a los líderes políticos los suyos le hagan la ola y les den la razón. Los disidentes caen mal. De manera que quién quiere hacer carrera en política sabe que tiene dos opciones: callar y asentir a cuanto se le ocurra al líder, o ser valiente dar un paso adelante y enfrentarse al líder y a su séquito. No suelen ser muchos los que se atreven a hacerlo.

Aún así en Ciudadanos empiezan a aflorar algunas voces que disienten de la estrategia política de Albert Rivera. Voces que lamentan el incomprensible giro a la derecha. Voces que advierten de que el endiosamiento no lleva a ninguna parte.

Pero a lo que parece Rivera no escucha. Está, dicen, convencido de su estrategia y cree que le ha ido bien en las urnas y que con un poco más de esfuerzo lograra dar el sorpasso al PP.

Cuentan también que a Rivera le ha irritado que el Presidente de Francia le haya dado un aviso sobre las consecuencias de que pacte, directa o indirectamente, con la extrema derecha.

Lo cierto es que Albert Rivera se ha encastillado en una posición difícil de comprender incluso para muchos de quienes le votaron.

Su "no es no" a la investidura de Sánchez acompañadas de declaraciones que rezuman animadversión hacia el actual Presidente, dejan entrever un político sin cintura, incapaz de eso, de hacer política.

Pero además su posición política respecto a la investidura de Sánchez es tartufismo puro y duro. Reprochan a Sánchez que pueda entenderse con los nacionalistas pero no le dejan otra opción al negarle al menos la abstención en la investidura.

Siento decirlo pero me parece un ejercicio de cinismo el que hacen los dirigentes de Ciudadanos.

En realidad el Rivera de hoy se parece al Sánchez de ayer. La antipatía que Pedro Sánchez demostraba a Mariano Rajoy era casi enfermiza, y es la misma que Albert Rivera muestra ahora hacia Sánchez.

Hace no tanto Pedro Sánchez negaba su abstención a Rajoy para que pudiera gobernar aún sabiendo que el PSOE no sumaba para poder ser alternativa. Hoy Rivera niega el pan y la sal a Pedro Sánchez negando su abstención para que el socialista pueda gobernar sin hipotecas con los nacionalistas.

La actitud cerril de Rivera es igualita a la que tuvo Sánchez. El líder de Ciudadanos se ha encastillado en su "no es no" y hará falta un milagro para que rectifique.

Sin embargo Rivera debería de saber que muchos de quienes le votaron lo hicieron pensando que la mejor fórmula de gobierno pasaba por un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos. Pero ya ni se trata de eso, sino de sencillamente de que Rivera demuestre que es un político que coloca en primer lugar los intereses generales y no aspiraciones partidistas de corto recorrido.

No sé si cree que a él la jugada le saldrá igual de bien que le salió a Sánchez. En todo caso ambos se parecen más de lo que les gustaría. En realidad son almas gemelas.