Publicado 14/03/2018 08:00

Pedro Calvo Hernando.- El cambio que se adivina

MADRID, 14 Mar. (OTR/PRESS) -

La cuestión del independentismo catalán parece perder resonancia y carácter de monotema de una forma ostensible, aunque no sea determinante. Ahora cuesta trabajo pensar que el asunto vaya a recuperar en algún momento el grado de brío y de protagonismo cobrado en los meses anteriores, entre el otoño y el invierno. No es que se haya disuelto en la nada, ni mucho menos, pero lo cierto es que se ha tomado un respiro importante. Quizá se deba a los errores graves de los propios indepes. O también al cansancio en la base de toda la sociedad española y catalana. O al empuje irresistible de otras cuestiones trascendentes que hace unos meses parecían haber quedado en un segundo o tercer plano, durante el periodo caliente del auge independentista.

Sea como sea, el caso es que el cambio experimentado en esa cuestión ha facilitado la emergencia de otros grandes motivos de preocupación en el seno de la sociedad española. Es el caso del protagonismo de la revolución femenina. Y lo es también el tema terrible de la maldad intrínseca en el corazón de muchas personas, con el protagonismo resonante estos días del asesinato del pequeño Gabriel, que ha levantado en ascuas a la sociedad española en bloque.

En cuanto al primero, es verdad que merece el título de auténtica revolución, como se ha demostrado en torno a la celebración del 8-M, Día Internacional de la Mujer, que nos ha deparado la sorpresa de mostrar el tema feminista con el mejor ropaje político y existencial. No dirá la verdad quien afirme eso de "yo ya lo sabía", o bien que "no podía pasar más tiempo sin que se manifestase como ha ocurrido". Yo pienso más bien que ha emergido de esa manera también por la coyuntura de haberse creado ese gran espacio de reflexión permitido por el paso del independentismo a un segundo plano, después de tantos meses de auténtico protagonismo.

Sea como sea, el caso es que la sucesión de acontecimientos nos ha permitido un reequilibrio político y emocional de la problemática general española. Que a su vez ha permitido un reencuentro con esa sensibilidad notable en el corazón de las gentes que se está demostrando con la reacción nacional y popular ante el drama terrible acaecido en torno a la figura maravillosa de ese niño de ocho años que ha puesto en vilo a todo el país.

Son estos unos días que podrían tener una influencia semidecisiva en el inmediato futuro de España en su conjunto, pues se ha demostrado -se está demostrando- que esta España es algo mucho más trascendente y respetable que lo que a veces pensamos y hacemos que vemos.

Permanezcamos muy atentos al desarrollo de los acontecimientos en el inmediato futuro. Se adivina un cambio o unos cambios que podrían ser decisivos.