Publicado 26/09/2019 08:00

Victoria Lafora.- Quien ríe el último...

MADRID, 26 Sep. (OTR/PRESS) -

Errejón sigue ajustando cuentas con su antiguo compañero y amigo Pablo Iglesias tras la purga de Vista Alegre II. Las últimas elecciones en Madrid demostraron que uno crece y el otro mengua. Y es que Más Madrid ganó de largo a Unidas Podemos tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento donde el candidato de Podemos quedó fuera del consistorio.

La batalla a nivel nacional se presenta más ardua e incierta. Errejón no tiene estructura territorial y allí donde vaya deberá superar el cinco por ciento de los votos para tener grupo propio. Lo que ya parece cierto, pese a su silencio de los últimos días, es que él encabezará la lista y que el desmembramiento de Unidas Podemos está provocando una marea (nunca mejor dicho) de pretendientes a compartir sus siglas.

No se puede afirmar sin rigor que el entusiasmo de Compromis o de la Chunta Aragonesista por aliarse con Errejón esté solo motivada por su distanciamiento evidente de las directrices de Pablo Iglesias. Hay también un temor en el caso de la formación valenciana a perder, si la abstención es la que predicen las encuestas, a su único diputado en el Congreso, Joan Baldovi.

Incluso dentro de las "mareas" se empiezan a oír voces que responsabilizan a Unidas Podemos del bloqueo político que ha llevado a la repetición electoral.

Precisamente en Galicia los antiguos socios de Podemos, "En Marea", barajan el nombre de otra de las represaliadas por Iglesias: Carolina Bescansa para confluir con las nuevas siglas de Errejón. Seguramente recuerden la imagen de Bescansa con su bebé recién nacido que pasaba de brazo en brazo en los escaños del Congreso. Parece que ha llovido mucho, pero fue ayer. Cuatro elecciones en cuatro años dan para muchas caras y muchas venganzas.

Más Madrid, que cambiará sin duda de nombre para afrontar el reto nacional, no puede prescindir de su figura emblemática: Manuela Carmena, que no se ha visto con fuerzas de ser cabeza de lista, pero que se ofrece a participar activamente en campaña. Su presencia, sobre todo en Madrid, va a resultar decisiva para superar el difícil listón del cinco por ciento que permite obtener escaño.

Mientras, Pablo Iglesias dice no estar preocupado pero mantiene permanentes contactos con sus confluencias tratando de evitar las fugas. Y los estrategas del PSOE, que parecen despreciar los altísimos datos de abstención que anuncian los sondeos, ni se inmutan (o eso dicen) con la llegada de unas nuevas siglas en el ámbito de la izquierda.

Jugando a la política ficción podría darse el caso de que Errejón restará muchos votos a Unidas Podemos, que consiguiera escaño y que acabara sentado en el Consejo de Ministros. Ese ansiado peldaño de Pablo Iglesias para "asaltar el cielo" que ha llevado a la repetición electoral. Entonces sí que podría decirse que: quien ríe el último ríe mejor...

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