BARCELONA, 24 Sep. (EUROPA PRESS) -
El cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, afirmó hoy que siente "mucha tristeza" ante el proyecto de reforma de la Ley del Aborto que propugna el Gobierno central, que no es propio de una sociedad progresista sino que significa "renunciar a la vida", defendió.
Sistach dijo estas palabras en su homilía de la tradicional Misa de La Mercè, a la que asistieron el presidente de la Generalitat, José Montilla, representantes de las casas regionales y las fuerzas de seguridad, y buena parte de la corporación municipal, encabezada por el alcalde, Jordi Hereu.
El cardenal arzobispo destacó que la Iglesia ha defendido siempre la vida de los aún no nacidos, que "son seres humanos". Según el cardenal arzobispo, "son queridos por Dios y sólo Dios es el amo de la vida".
Ante un proyecto que "afecta a los derechos fundamentales", abogó por que toda la sociedad exprese su parecer. De hecho, el 17 de octubre se ha convocado una manifestación en Madrid contra la nueva ley del aborto.
Subrayó que la crisis y el desempleo son un problema de primera magnitud que interpela a todos, y abogó por vivir en austeridad. Recordó a los cuatro millones de desempleados en España, una cifra "alarmante" sobre el paro que genera "situaciones dramáticas" para las personas y la sociedad.
Recordó que el papa Juan Pablo II dijo, dirigiéndose a trabajadores y empresarios de Barcelona, que del paro prologando se atrofian las capacidades de desarrollo personal y después "se cae fácilmente, sobre todo los jóvenes, en la droga, el alcoholismo y la criminalidad".
Los cuatro ediles de ICV-EUiA no asistieron a la misa por su posición a favor de la laicidad de las instituciones. Tampoco acudieron dos de los cuatro concejales de ERC. El tradicional paseo de las autoridades hasta el Ayuntamiento fue inusualmente tranquilo, y los barceloneses no silbaron ni expresaron ninguna reivindicación.
Al preguntársele al alcalde sobre las palabras de Sistach sobre la Ley del Aborto, dijo recibirlas "desde el respeto", y consideró que la jerarquía eclesiástica tiene el derecho y deber de expresar su punto de vista.
