AMP.- El obispo de Santander destaca que el sacerdote asesinado en Cuba estaba "entregado a la causa de los más pobres"

Actualizado: domingo, 19 julio 2009 23:27

CABEZÓN DE LA SAL, 19 Jul. (EUROPA PRESS) -

El obispo de Santander, Vicente Jiménez Zamora destacó que el sacerdote cántabro asesinado el pasado lunes en Cuba, Mariano Arroyo fue un "buen" sacerdote misionero "de corazón y de obras", y que siempre estuvo "entregado al servicio del Evangelio y a la causa de los más pobres, débiles y necesitados".

Durante su homilía en el funeral por Arroyo, celebrado esta tarde en la Iglesia Parroquial de San Martín, el prelado cántabro lamentó que "le han arrebatado la vida a Mariano en "circunstancias dramáticas y crueles", pero valoró que el párroco de Nuestra Señora de Regla, en La Habana, "ha dejado una huella de bondad y Evangelio en todos los que le han conocido".

La ceremonia, presidida por el obispo y concelebrada por un centenar de sacerdotes, contó con la asistencia de un vicario de la Diócesis de Madrid, a la que estaba adscrito Arroyo, además de numerosos vecinos, autoridades como el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, o el del Parlamento regional, Miguel Ángel Palacio; la alcaldesa de Cabezón de la Sal, Isabel Fernández, entre otros; y los familiares de Eduardo de la Fuente, el otro sacerdote español que ha sido asesinado en Cuba a lo largo de este año.

El obispo de Santander recordó que el sacerdote cántabro nació el 20 de febrero de 1935 en la localidad de Cabezón de la Sal, donde hoy se ofició su funeral y "donde ha sido siempre muy querido por todos".

Para Jiménez Zamora, una de las "claves" de la vida de Arroyo ha sido "su amor a Jesucristo", el "buen pastor que da la vida por las ovejas".

El prelado elogió su "servicio humilde a los más pobres, encarnándose en medio de su pueblo, compartiendo con las gentes sencillas los gozos y esperanzas, las angustias y tristezas".

El obispo se remitió, al preguntarse por que su muerte ha sido "de esta manera violenta" --Mariano apareció apuñalado y quemado--, a las palabras del apóstol San Pablo sobre los "inescrutables" juicios y "desconocidos" caminos de Dios.

Jiménez Zamora aseveró que en estos momentos "la diócesis entera de Santander" se une "desde la fe" a la familia y amigos de Mariano Arroyo, "en el dolor humano, la oración cristiana y la esperanza de la resurreción".

El prelado cántabro se dirigió a la familia, los hermanos y sobrinos del sacerdote fallecido, "que lloran la muerte de su ser querido", y a sus amigos, citando expresamente al también cántabro Isidro Hoyos, párroco de El Alamar, en La Habana, y amigo de Mariano, "que estuvo hablando con él la víspera de la muerte" y que le ha acompañado en el avión en que se han traído sus restos mortales desde Cuba a España.

Tras la homilía de Jiménez Zamora, intervino el propio Hoyos, que glosó la figura de su amigo Mariano, a quien definió como un apasionado de los pobres, una persona muy culta con una biblioteca extraordinaria, y un gran comunicador muy abierto a los demás.

El sacerdote cántabro considera a Arroyo un maestro de la religiosidad, que gozaba cuando crecía la fe de la gente, y que mostraba una gran esperanza y fe en la vida eterna y la resurrección, por lo que animó a los presentes a mirar en un sentido trascendente la muerte del que fuera párroco de Nuestra Señora de Regla, de quien también recordó su paso fecundo por Chile.

Los cientos de asistentes al funeral prorrumpieron en aplausos ante estas palabras, y también despidieron de esta forma al féretro cuando iba camino del cementerio municipal en el que finalmente reposarán los restos de Mariano Arroyo.