Las familias afectadas por la explosión de gas de Santa Coloma todavía no tienen casa

Actualizado: sábado, 11 febrero 2006 21:02


BARCELONA, 11 Feb. (EUROPA PRESS) -

Las 16 familias que se quedaron sin vivienda a raíz de la explosión de gas en el barrio del Fondo de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) el pasado 12 de enero todavía no pueden vivir en los pisos asignados por el Ayuntamiento de la ciudad. Sin embargo, se espera que en los próximos días ya lo puedan hacer.

"Las cosas van más lentas de lo que pensábamos", explicó a Europa Press el portavoz de la plataforma de afectados, Àngel Moratilla, aunque no quiso entrar a criticar la gestión del Consistorio.

Precisamente ayer mismo seis familias recibieron las llaves de sus nuevas viviendas, aunque tardarán unos días en trasladarse, ya que algunas carecen de muebles o hay que hacer unos pequeños arreglos.

La otra decena de familias seguramente recibirán las llaves la semana que viene, pero también tendrán que esperar unos días para amueblar y acabar de arreglar los inmuebles.

Otras de las preocupaciones vecinales de los últimos días son los objetos personales que no han encontrado entre los escombros de los edificios derribados. Aunque se les prometió que las pertenencias que hubiesen quedado dentro de las casas las podrían recuperar de entre los escombros acumulados en un descampado de Montcada i Reixac, la verdad es que varios vecinos se han quejado de posibles robos.

Finalmente, para el próximo lunes está prevista una reunión entre los representantes vecinales y los peritos para concretar las indemnizaciones y los pagos de los seguros, ya que por el momento las 16 familias desalojadas solamente han cobrado las dietas diarias por su estancia en los hoteles.

COMERCIANTES Y HERIDOS.

Por su parte, los comerciantes afectados de la zona tampoco tienen todavía a la vista ninguna solución definitiva. Los cuatro locales demolidos no han podido reabrir sus puertas en otro sitio, aunque esperan hacerlo en las próximas semanas. Además, otros dos locales cerrados debido a los trabajos de demolición podrán volver a atender al público a partir de la semana que viene, una vez terminado el derribo.

En declaraciones a Europa Press, una representante de los comerciantes, Carmen Llamas, explicó que "todavía no se ha encontrado ninguna solución" y que "se está negociando con el Ayuntamiento, aunque no hay nada seguro".

Lo que sí les han prometido es que en los próximos días el Consistorio les pagará unas ayudas para "sobrevivir" y cubrir los gastos de estas últimas semanas de cierre obligado, que han afectado a una docena de propietarios y empleados.

Los peor parados de la explosión del día 12, a parte de los dos fallecidos, fueron tres personas que quedaron heridas de gravedad y permanecen ingresadas en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. La madre de la vecina fallecida, que sufrió graves quemaduras, evoluciona favorablemente y ya ha salido de la unidad de grandes quemados para continuar su tratamiento en la Unidad de Curas Intensivas (UCI).

Por su parte, tanto el bombero como el operario de la compañía del gas heridos ya están fuera de la UCI y "evolucionan" como informaron a Europa Press fuentes hospitalarias.

UNA EXPLOSIÓN TODAVÍA SIN EXPLICACIÓN CLARA.

Según la versión de los investigadores, todo habría empezado unos cuantos días o semanas antes del 12 de enero, cuando ante el número 66 de la Rambla del Fondo se originó un escape en una tubería de agua en una arqueta de distribución. Este agua fue escarbando la tierra debajo de la acera, creando una cavidad de unos dos metros de largo por 80 centímetros de profundidad, sin que nadie se diera cuenta.

Sobre las 05.14 horas del jueves 12 de enero, cuando los Bomberos de la Generalitat recibieron una llamada del teléfono de emergencias 112 alertando del olor de gas en la zona, una dotación con tres bomberos se dirigió hasta el lugar, donde llegó sobre las 05.38 horas. Previamente ya lo habían hecho patrullas de la Policía Local y los Mossos d'Esquadra, que habían empezado a acordonar la zona.

Pocos minutos después se determinó el punto exacto del escape, en una tubería de media presión ante el número 66, y se vio que el agua acumulada por otro escape burbujeaba, por la presencia de gas. Los Bomberos comprobaron que no había otras fugas en la zona.

Sobre las 05.48 horas llegaron los primeros técnicos de Gas Natural, quienes determinaron que no parecía un escape importante ni había mucha presión. Se cerraron tres llaves de paso de gas de la finca del número 66, una tubería que sube por la fachada del bloque y pasa por encima de la cubierta. En el ambiente no se olía a gas y los medidores de los bomberos y técnicos no indicaban presencia de ninguna sustancia explosiva.

A las 05.56 horas se requirió la presencia de técnicos de Aguas de Barcelona, ya que no se podía cortar el escape de gas sin previamente vaciar de agua la arqueta. Los responsables de Agbar llegaron diez minutos después y cortaron el suministro de agua, lo que hizo bajar el nivel en pocos minutos.

Al cerrarse el suministro de agua, fue bajando el nivel, momento en el que el gas empezó a entrar por el pasatubos del agua, que discurre por debajo del suelo del rellano del bloque.

La salida de un vecino del número 66 permitió a uno de los bomberos subir por la escalera para avisar a los vecinos de que se había cortado el suministro de gas y se abriría una rasa ante la puerta de entrada para solucionar las dos averías, aunque no les ordenó que desalojaran el edificio.

Al mismo tiempo, fue abriendo las ventanas de la escalera que dan al patio de luces, aunque dentro del edificio, ni el bombero ni su aparato medidor percibieron la presencia de gas.

Este cúmulo de "casualidades" habría sido el desencadenante de la dramática explosión, sobre las 6.30 horas, que cogió al bombero en uno de los pisos. Éste sufrió heridas leves. Su compañero que estaba en el rellano junto al técnico de Gas Natural que murió, sufrió heridas graves, mientras que una vecina de 26 años también murió.

Otras 16 personas quedaron heridas, entre ellas la madre de la fallecida.