Un ganadero parapléjico cántabro cuenta "probablemente" con la única sala de ordeño adaptada de toda Europa

Actualizado: martes, 19 mayo 2009 11:19

Dice que no cambiaría su trabajo por nada y que se jubilará cuando los brazos no le lleven

HAZAS DE CESTO (CANTABRIA), 19 May. (EUROPA PRESS) -

Patricio Ares, parapléjico de Hazas de Cesto (Cantabria), cuenta con la que es "probablemente" la única sala de ordeño adaptada de toda Europa, donde atiende a diario a unas 90 vacas. Además de atender a los animales, el ganadero cuenta con un pequeño invernadero donde, entre otras cosas, planta tomates y alubias.

Según explicó Patricio a Europa Press TV, en 1973 se quedó postrado en una silla de rueda con 20 años debido a un accidente de tráfico. Tras su paso por el Hospital de Valdecilla, en Santander, y por el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, su padre comprendió que su hijo quería seguir trabajando en el campo, --"me puso una zapatería, pero a mí me gustaba mucho esto"-- por lo que paulatinamente fue adaptando la explotación ganadera a las necesidades de su hijo.

Con el paso de los años, y tras la muerte de su progenitor, la explotación ganadera pasó a manos de uno de sus hermanos, quien también ha ido adecuando el negocio a las necesidades de Patricio.

"Hemos seguido, hemos hecho esta nave, y la sala de ordeño hace tres años, y es la única, según mis noticias, que hay en Europa, y posiblemente en el mundo, que está adaptada, y donde yo puedo ordeñar una vaca y hacer todas las labores de estabulación", resaltó.

Ares añadió que en la explotación familiar ordeñan unas 90 vacas -"depende de lo secas que estén"-, aunque contando con otras que se recrían en otra nave, el número de cabezas de ganado atendidas llega a las 170.

No obstante, quiso dejar claro que él no es el capataz del negocio ni ordeña a diario. "Lo hago, a parte de por ayudar a mi hermano, porque me ha gustado siempre y porque me gusta. No es decir que si no lo hago yo no lo hace nadie, lo hago porque me gusta", incidió.

Patricio señaló que su jornada laboral empieza sobre las ocho de la mañana, hora en la que revisa la explotación y mira "los papeles" en la oficina. "Por cierto, al papeleo ahora sí hay que dedicarle, no creas que poco tiempo", sentenció.

Ares, que es también atleta paraolímpico, resaltó que su trabajo no lo cambiaría por ningún otro. "No lo cambiaría, me ofrecieron cuando vine de Toledo trabajar para la ONCE y dije que no. Para mí no es más rico el que más tiene, sino que el que menos necesita. Y yo tengo lo que necesito", enfatizó.

El ganadero, pasada ya la cincuentena, ni siquiera se ha planteado qué hará cuando le llegue la hora de la jubilación. "Me voy jubilar cuando los brazos no me lleven. Ya veremos, no he pensado en eso, ¿me ves muy viejo ya?", preguntó.

Finalmente, quiso dejar un mensaje a las personas discapacitadas, que no es otro que hagan deporte. "Es fundamental, física y mentalmente. Estoy convencido de que si no llego a hacer deporte, por mi corpulencia, ahora no viviría, (y tendría) problemas de riñón, incluso de poderme valer por mí mismo, de pasarme de la cama la silla. Osea, ser independiente", declaró.

También aconsejó "tener la mente ocupada". "Llega el día que tienes que ir a entrenar, a competir, o lo que sea, y se olvidó (la dolencia). ¿Entonces qué es? Es mucho psicológico, y por eso recomiendo a la gente que intente hacer algo, ocupando el tiempo", concluyó.