El Gobierno estima que 4.000 asiáticos esperan en Guinea-Conakry para dar el salto a Europa

Actualizado: domingo, 25 febrero 2007 14:11


MADRID, 25 Feb. (EUROPA PRESS) -

El Gobierno estima que en torno a 4.000 asiáticos esperan en Guinea Conakry para dar el salto hacia Europa lo que pone de manifiesto que éste y otros países africanos del área se han convertido en una zona de paso utilizada por las mafias para trasladar a emigrantes desde distintas regiones de Asia, con destino a Europa, como ha revelado la crisis desatada en las últimas semanas con el "Marine I", según informaron a Europa Press en fuentes gubernamentales. Estas mismas fuentes señalan que el Ejecutivo español en ningún caso aceptará que los 299 inmigrantes que permanecen en Nuadibú (y que en una primera declaración afirmaron ser indios) acaben en España, para lanzar así un mensaje de firmeza a las mafias.

Por ello, el Gobierno sigue insistiendo en que agotará la vía diplomática para lograr este objetivo, aunque las fuentes consultadas admiten que el problema no tiene una fácil solución y que puede demorarse durante algún tiempo. En cualquier caso, el Ejecutivo ya ha puesto en marcha la maquinaria diplomática para intentar que los inmigrantes indios que se encuentran en una nave del citado puerto mauritano sean devueltos a su país. Con este objetivo viajó la pasada semana a la India el director general para Asia Pacífico del Ministerio de Asuntos Exteriores, José Eugenio Salarich, quien partió con la misión de "intentar convencer" a las autoridades de este país de la "necesidad" de "acelerar" el proceso de identificación de sus nacionales .

No obstante, las fuentes consultadas por Europa Press aventuran que las negociaciones con la India no serán fáciles, como tampoco lo fueron para que Mauritania aceptara que los inmigrantes que viajaban en el "Marine I" desembarcaran en su costa, ya que ese país, uno de los más pobres del mundo, se tuvo que enfrentar a un problema que deberían haber resuelto Senegal o Cabo Verde, sin que fuera informada en un primer momento de que el barco averiado llegaba con casi 400 ilegales. Esta circunstancia generó una enorme tensión, ya que las autoridades mauritanas estaban dispuestas a arreglar el barco, pero no a que los inmigrantes desembarcasen en puerto, lo que provocó entre otras situaciones que la nave fuera parada por la Marina mauritana al llegar a las 12 millas, justo en el momento en el que la vicepresidenta primera del Gobierno, Maria Teresa Fernández de la Vega, anunciaba en España que el barco estaba llegando a puerto.

Para España, la pesadilla comenzó el pasado 30 de enero, cuando un vuelo de reconocimiento del servicio aéreo de rescate español detectó al 'Marine I' a la deriva y con un número indeterminado de personas a bordo. Como el carguero se encontraba en la zona de salvamento asignada a Senegal --aunque en el límite con la zona española (Mauritania no tiene superficie asignada en la que esté obligada a prestar rescate)-- se avisó a Dakar para que acudiera a su rescate, pero Senegal alegó falta de medios y pidió el apoyo del buque remolcador español 'Luz del Mar'.

Aunque no está claro si en ese momento el puerto más cercano se encontraba en Cabo Verde o Mauritania, Senegal señaló a Nuadibú como el más próximo y contactó con las autoridades del muelle mauritano para solicitarles permiso para que dejaran atracar a un barco averiado, en virtud de lo establecido en el Convenio de Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS) del que forman parte España, Senegal y Mauritania.

Cuando Mauritana se enteró de que en su interior viajaban centenares de ilegales pensó que España y Senegal se habían puesto de acuerdo para engañarle y se negó en rotundo a acoger el carguero, aunque ofreció ayuda para repararlo fuera de su costa. Nuakchot también quería evitar a toda costa la imagen del 'Marine I' atracado en su costa, para no dar una imagen de debilidad e impedir que las mafias interpretaran que su país puede ser utilizado como base para saltar a Europa.

Así, cuando el remolcador español inició el acercamiento del buque al puerto de Nuadibú y se situó a 12 millas, las autoridades del país africano le negaron el paso. El Ministerio español de Asuntos Exteriores anunció haber llegado durante ese fin de semana a un principio de acuerdo con Mauritania para el desembarco de los ocupantes del buque en su territorio, pero poco después Mauritania indicó que no se sentía responsable del buque averiado ni tampoco de sus ocupantes.

LA MAQUINARIA DIPLOMÁTICA

En todo momento las gestiones para que el "Marine I" desembarcara en Mauritania fueron pilotadas por el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, quién viajó a Nuakchot para entrevistarse con su presidente Ely Ould Mohamed Vall. En un primer momento, el presidente mauritano únicamente estaba dispuesto a arreglar el barco y rechazaba cualquier otra opción. Finalmente, Bernardino León consiguió que accediese a que los ilegales fueran trasladados directamente desde el barco fondeado en alta mar hasta los aviones que les fueran a repatriar, dejando en sus manos y en la del ministro de Exteriores mauritano la concreción de los detalles.

Sin embargo, cuando León se reunió con el ministro mauritano la situación del mar empeoró, con olas que alcanzaban los seis metros y que hacían inviable cualquier traslado de los inmigrantes del barco que no pasara por el atraque del carguero en el puerto. El jefe de la diplomacia mauritana acabó dando el visto bueno para que el barco se dirigiese al muelle pero desconocía que su presidente rechazaba esta opción. Fue en ese momento cuando la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, anunció en el Consejo de Ministros que el 'Marine I' estaba "entrando" en el puerto. Sin embargo, el presidente mauritano dio la orden de que no se permitiera la entrada del barco a puerto y hubo que esperar un día más para que se lograse el acuerdo definitivo que permitiría el desembarco de los 'sin papeles' en Nuadibú.

De forma paralela, León negoció con Sierra Leona, Liberia y Guinea-Conakry que aceptaran la repatriación de un grupo de 35 subsaharianos, entre los que hay nacionales suyos que viajaban en el 'Marine I'. Los tres países accedieron sin problemas y se pactó que volvieran a Guinea-Conakry. Sin embargo, las protestas en Guinea contra su presidente, Lansana Conté, desembocaron en la declaración del estado de sitio, por lo que los 35 subsaharianos fueron trasladados a Cabo Verde, donde permanecerán de forma temporal hasta que la situación en Conakry se estabilice.

En la actualidad, la maquinaria diplomática española sigue en marcha, esta vez centrada en que India acelere el proceso de identificación de sus nacionales que aún permanecen en Nuadibú. Las fuentes citadas aseguran que el problema no tiene una fácil solución, porque en estos casos una parte importante de los ilegales no quieren identificarse, ya que el mensaje que reciben de las mafias cuando inician el viaje es que si resisten y no confiesan su identidad y nacionalidad, al final acabarán llegando a Europa.