Mayor Zaragoza defiende el papel de la mujer en la "cultura de la paz" porque "aplaza el uso de la violencia"

Actualizado: jueves, 11 diciembre 2008 18:05

VALENCIA, 11 Dic. (EUROPA PRESS) -

El presidente de la Fundación Cultura de la Paz y ex presidente de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, manifestó hoy en Valencia durante las Jornadas conmemorativas del LX Aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos que "no puede haber una cultura de la paz si no hay un mayor número de mujeres en los lugares de toma de decisiones, porque la mujer, por su respeto inherente a la vida, aplaza casi siempre el uso de la violencia".

El conseller de Inmigración y Ciudadanía y presidente de la Fundación de Derechos Humanos de la Comunitat Valenciana, Rafael Blasco, acompañó a Mayor Zaragoza en la segunda sesión de las I Jornadas Internacionales con motivo de la conmemoración del LX Aniversario de los Derechos Humanos que se celebran en Valencia, según informaron en un comunicado fuentes de la Generalitat valenciana.

Mayor Zaragoza también se refirió a las últimas elecciones presidenciales celebradas en Estados Unidos y consideró que "hay que mirar lo positivo para salir de la crisis". De este modo, destacó que en el país norteamericano "la democracia ha dado un gran paso de gigante" dado que, por primera vez, una persona de raza negra y una mujer "han competido para dirigir un país y, además, uno de ellos ha dicho que sí podemos hacer algo por el cambio ante una situación de crisis".

Para el ex presidente de la Unesco, esta crisis "puede ser aprovechada con sus circunstancias, ya que el ingenio requiere de una capacidad distintiva donde no se trata de buscar sólo soluciones sino también de inventarlas". Así abogó por "una ciudadanía activa e implicada, comprometida con las generaciones venideras".

En su intervención, Mayor Zaragoza definió la vida como un "derecho supremo, porque el derecho a la vida permite disfrutar de otros derechos y, por lo tanto, no pueden pedir otros derechos aquellos que se atreven a atentar contra el derecho a la vida". El presidente de la Fundación Cultura de la Paz afirmó que "nadie puede vanagloriarse por ser de una raza o tener una religión, ya que éstas no son de nuestra elección", sino que "uno puede vanagloriarse de lo que hace, y en este sentido, la educación juega un papel fundamental ya que da alas sin adicciones", apuntó.

Al respecto, apeló a la "potencialidad del ser humano, por su capacidad de crear" y consideró que la educación "debe huir del gregarismo, sin seguir dogmas de nadie". Por ello, rechazó "cualquier intento de asimilar el fenómeno de la inmigración en un mundo donde viven más de 6.000 millones de personas, todas distintas con sus específicas huellas dactilares, pero sí se mostró a favor de la integración".

De este modo, reclamó "un reconocimiento de la identidad de cada individuo, ya que en el respeto hacia él y su saber puede estar la solución, y por esta misma razón, resulta absolutamente intolerable para la conciencia global que millones de mujeres tengan que buscar agua diariamente y luego la tengan que hervir, mientras no somos capaces de ofrecer los medios para evitar esto".

UE "DE ESPALADAS A LA REALIDAD"

El ex presidente de la Unesco criticó a la Unión Europea porque ha estado "de espaldas a la realidad" de cómo vive y está el mundo. "Lo ordinario no se ve, queda en la sombra y no está iluminado por los medios de comunicación, como esas mujeres que buscan el agua y que dan una verdadera lección, pero que no se ven porque no es insólito, y la noticia es lo extraordinario, por lo que nos formamos una realidad que no existe", aseguró. En este sentido, resaltó que "sólo en la medida en que seamos capaces de ver lo indivisible, aportaremos ideas".

Así, instó a poner en marcha "una conciencia global, para conocer la realidad, transformarla y convertirse todos en torres de vigía", al tiempo que lamentó el "excesivo silencio" hacia determinadas decisiones, como el Protocolo de Kyoto, que calificó como "un documento edulcorado y mutilado sobre el cual hemos guardado silencio cuando Bush dijo que iba en contra de los intereses de su país".

Para el ex dirigente de la Unesco, el siglo XXI "tiene que ser el siglo de la gente, de la democracia global, frente a los disparates del G-7 ó G-8, y esta situación de crisis puede ser nuestra solución". Añadió que, como dijo el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, "estamos ante un nuevo amanecer. Todo depende de la contribución de la sociedad".