MADRID, 13 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, ha solicitado al ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, el endurecimiento del Código Penal contra los responsables de los accidentes de tráfico mortales. Según Múgica, las sanciones previstas por las leyes españolas no se adecuan a la gravedad de los hechos, razón por la cual la siniestralidad de las carreteras españolas es tan alta.
Además, las víctimas de los infractores de las normas de seguridad vial se sienten desprotegidas y, entre otras medidas, el Ministerio Fiscal debería intervenir de oficio en todos los casos delictivos, sin tener en cuenta si existe denuncia del perjudicado o no. Cinco muertos, ocho heridos graves y otros tantos leves completan hoy el saldo trágico habitual de cada jornada en el asfalto español.
Los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte de las personas menores de 39 años en España. Esta alta siniestralidad preocupa al Defensor del Pueblo, para quien estos datos no se ajustan con la tipificación de las imprudencias graves como simples faltas o con la sanción del delito de conducción bajo la influencia del alcohol con simples multas económicas, pues la pena de cárcel es suspendida con frecuencia. Por tanto, Múgica ve absolutamente necesario reforzar la sanción de los grandes infractores, "que pueden actualmente disfrutar de una sensación de impunidad, al ser en la práctica excepcional que la acusación de una o varias muertes, incluso en casos de conducción temeraria, comporte efectivo ingreso en prisión".
En cuanto a las víctimas y sus familiares, Múgica ha recibido numerosas quejas acerca de su sensación de desprotección, por lo que considera que las multas recaudadas por infracciones de las normas de tráfico deberían destinarse obligatoriamente a su asistencia médica y ayuda económica. Por otra parte, el Defensor del Pueblo finaliza sus conclusiones elevadas a Justicia con la recomendación de que se mejore la formación y preparación tanto de los órganos de la Administración de Justicia como de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad con competencias en materia de seguridad vial. El objetivo es que sigan criterios uniformes en todo el territorio nacional para el enjuiciamiento o la elaboración de atestados de estos delitos, respectivamente.
DÍA TRÁGICO
El viernes 13 de enero de 2006 se saldó con un balance en las carreteras españoles de cinco fallecidos, ocho heridos de gravedad y otros tantos leves contabilizados en cinco accidentes con víctimas.
El siniestro más grave se produjo cerca de Guadalajara en el kilómetro 274 de la N-320, zona conocida popularmente como 'Cuesta del Sotillo'. Un conductor muerto, además de heridas graves en cinco personas y leves en otras tres, resultaron del accidente múltiple de cuatro vehículos, que motivó el corte de la carretera en ambos sentidos durante más de dos horas. Curiosamente este trazado es el elegido para la carretera de acceso, ya proyectada pero aún pendiente de construcción, a la estación del AVE de la capital alcarreña, ubicada a ocho kilómetros del casco urbano.
Otro muerto y ocho heridos más, esta vez tres graves y cinco leves, se registraron en un nueva colisión que implicó a 15 vehículos en la Autovía de los Viñedos a la altura de Consuegra (Toledo). La niebla se baraja como principal causa del siniestro. En la carretera de Oza (A Coruña), por su parte, un joven de 20 años perdía la vida al chocar frontalmente su coche contra una locomotora sin vagones en un cruce de vías. La oscuridad en plena madrugada, en torno a las 05.30 horas, hizo que el conductor no advirtiese el semáforo en rojo situado metros antes del paso a nivel con barreras.
Dos accidentes más concluyeron con sus dos implicados muertos tras salirse ambos de la carretera. El primero de ellos, de 31 años, conducía su camión por la N-340 a la altura de Nerja (Málaga) cuando por causas desconocidas abandonó la calzada por su margen izquierdo y se despeñó. Y en Viladecans (Barcelona), un chico de 27 años resultó herido muy grave cuando su turismo se salió de la vía en el kilómetro 187 de la C-31. Rápidamente, fue trasladado al Hospital de Bellvitge, donde los médicos no pudieron hacer nada para salvar su vida.
