El nuevo obispo de Málaga dice que quiere "ser fiel" a la misión encomendada en la Diócesis de Málaga

Actualizado: sábado, 13 diciembre 2008 16:59

MÁLAGA, 13 Dic. (EUROPA PRESS) -

Monseñor Jesús Catalá tomó hoy posesión como obispo de Málaga y aseguró en su primera homilía, ofrecida en la Santa Iglesia Catedral, que "el Señor Jesucristo, el buen pastor, me envía a esta querida Diócesis de Málaga para que cuide de los fieles. Quiero ser fiel a esta misión y desgastar mi vida en la tarea que se me ha encomendado".

Catalá, valenciano nacido en 1949, fue nombrado en 1999 obispo de Alcalá de Henares y desde 2005 es presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral y miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española. El 10 de octubre de 2008 fue nombrado obispo de Málaga, en sustitución de Antonio Dorado, quien en junio de 2006 presentó su renuncia tras cumplir los 75 años.

El nuevo obispo dijo que viene "a servir a la milenaria iglesia malacitana que ha dado hermosos frutos de santidad en muchos de sus hijos", citando "desde los Santos Mártires, Ciriaco y Paula, patronos de esta ciudad, pasando por el beato Manuel González, inspirador de la tradición sacerdotal de Málaga y gran impulsor de su Seminario, hasta tantos testigos de la fe que supieron dar su vida por los evangelios, como los beatos Enrique Vidaurreta y Juan Duarte, y la última beatificada Madre Carmen".

"Málaga querida, qué bonitos ojos tienes, déjame que te contemple, permíteme que te acompañe y concédeme poder amarte", apostilló, parafraseando una expresión musical de la tierra, al tiempo que deseó que la patrona Santa María de la Victoria, cuyo templo visitará mañana para oficiar la eucaristía, "nos ayude y nos sostenga hoy y siempre en el ejercicio de la caridad para construir el templo de Dios".

En su homilía, Catalá hizo referencia a la primera lectura y aseguró que la humanidad "necesita ser purificada para quemar lo que estorba la llegada del Reino de Dios" y apuntó que "nuestros corazones precisan de una limpieza a fuego para derretir la escoria de nuestros pecados y allanar el camino del que viene a salvarnos".

"No tengamos miedo de que el señor queme en nosotros con el fuego de su espíritu lo que impide su llegada", manifestó el nuevo obispo de Málaga, quien, haciendo referencia al evangelio de hoy, instó a los católicos a "no ser de los que no le reconocen, sino más bien de los que creen en él y tienen vida eterna".

Catalá afirmó que "cuando el hombre vive en Dios queda enriquecido y transformado y cuando se aparta de Dios se envilece", al tiempo que señaló que "el Señor quiere inflamar nuestros corazones, purificándolos e iluminándolos con su luz transformadora". En el segundo sábado de adviento, dijo: "aclamemos su venida y pidámosle una y otra vez, ven señor Jesús".

Asimismo, dijo tener constancia "del esfuerzo que estáis haciendo, queridos fieles de la Diócesis de Málaga, en acoger a los más necesitados", asegurando que "la riqueza de la Iglesia ha sido siempre los pobres, con mayor razón en estos momentos difíciles".

Recordó, como dice el Concilio Vaticano II, que la Iglesia "no arrebata a ningún pueblo ningún bien temporal, sino al contrario, todas las facultades, riquezas y costumbres que revelan la idiosincrasia de cada pueblo, en lo que tienen de bueno, las favorece y asume, pero al recibirlas, las purifica, las fortalece y las eleva".

"Que nadie tenga miedo de lo que la Iglesia proclama en nombre de Cristo, más bien que sea aceptado con afecto y con gratitud", precisó Catalá, quien destacó que "todos los fieles cristianos estamos llamados a vivir la caridad hasta ofrecer con el don de la propia vida el testimonio de amor ante los hombres". Asimismo, animó a acudir a la eucaristía, "fuente de amor fraterno".

Se dirigió a los sacerdotes y les instó a "vivir con ilusión, alegría y dedicación el ministerio sacerdotal", dando una palabra "particular de aliento" al Seminario. También se refirió a los religiosos, animándoles a ser "signos de la transcendencia con vuestro coraje, frescura y generosidad", así como a los laicos, a quien dijo que "vuestra colaboración es muy valiosa, tanto para la Iglesia como para la sociedad".

También tuvo palabras "de aliento" para las familias, para los miembros de asociaciones, hermandades y cofradías y para los representantes de la actividad pública "para que viváis la fe en Cristo Jesús, iluminando y transformando las realidad temporales". "El señor me envía a vosotros para celebrar juntos la fe y compartir el camino de la vida", apostilló.

Invitó a todos a una "fraternal colaboración en la caridad", al asegurar que "sin amor, la vida no tiene valor, sin la caridad, no somos nada" y apuntó que "como pastor de esta iglesia malacitana, vengo a confortaros en la fe, a sosteneros en la esperanza y a ejercitarme con vosotros en la caridad".

TOMA DE POSESIÓN

Catalá agradeció "la confianza" del Papa Benedicto XVI "a quien expreso mi filial afecto y la plena comunión con él", y saludó al nuncio apostólico de Su Santidad, Manuel Monteiro Castro, a los cardenales, arzobispos y obispos, especialmente al saliente Antonio Dorado, "que ha regido esta diócesis con entrega generosa durante los últimos 15 años".

También dirigió unas palabras a su familia y a sus paisanos "en nuestra propia lengua", es decir, en valenciano, a los que agradeció su presencia y afecto. Los actos comenzaron en torno a las 11.05 horas cuando se abrieron las puertas principales de la Catedral para la entrada del obispo electo, acompañado por el nuncio apostólico y Antonio Dorado, como obispo administrador apostólico.

Catalá veneró el lignum crucis y se le ofreció agua vendita, tras lo que la comitiva recorrió la Catedral y se dirigió a la sacristía para vestirse para la eucaristía. Dorado fue en primero que dirigió unas palabras a las más de 2.000 personas que se congregaron y pidió a los fieles que "recibáis a nuestro nuevo obispo con todo el afecto entrañable que os caracteriza".

A su sucesor le dijo que desde hoy "serás un nuevo eslabón en la sucesión apostólica para seguir anunciando con obras y palabras lo que hemos recibido" y le explicó que llega a una Iglesia que "se caracteriza por su solidez evangélica, por el poso que han dejado los numerosos hijos suyos que han sido beatificados en fechas recientes y por la búsqueda de caminos nuevos para anunciar el Evangelio a una sociedad muy dinámica y abierta".

Por su parte, el nuncio del Papa agradeció a Dorado "su dedicación a esta diócesis" y, posteriormente, invitó a monseñor Catalá a sentarse en la cátedra y le hizo entrega del báculo, como símbolo de la sucesión apostólica; momento en el que repicaron las campanas de la Catedral. Tras esto, una representación de la iglesia malagueña se acercó hasta el nuevo obispo para mostrarle su respeto.

Estuvieron presentes en la ceremonia autoridades de Málaga, como el alcalde Francisco de la Torre, el subdelegado del Gobierno, Hilario López Luna; el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, el cardenal Agustín García-Gasco, arzobispos y más de 30 obispos.