El obispo de Santander apela a la figura de la Virgen María en una sociedad marcada por "la dictadura del relativismo"

Actualizado: sábado, 15 agosto 2009 14:54

SANTANDER, 15 Ago. (EUROPA PRESS) -

El obispo de Santander, Vicente Jiménez Zamora, apeló hoy a la figura de la Virgen María, de la que se quiere "avivar" su memoria en una sociedad "marcada por el secularismo, por el indiferentismo religioso y por la dictadura del relativismo".

"La Virgen María nos ayuda a no dejarnos dominar por el miedo y la desesperanza ante las dificultades actuales y a comprometernos en la construcción de un mundo nuevo en paz, sin violencia y terrorismo, más justo, más fraterno, más solidario", señaló el prelado cántabro.

Jiménez Zamora pronunció hoy una homilía en la Catedral de Santander, con motivo de la Solemnidad de la Virgen de Nuestra Señora de la Asunción, titular del templo santanderino desde el año 1752.

El 15 de agosto la Iglesia universal celebra el Misterio de la Asunción de la Virgen a los Cielos en cuerpo y alma, que fue proclamado dogma de fe por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950.

Este dogma enseña que la resurrección anticipada de María y su asunción a los cielos en cuerpo y alma es un anticipo de la misma suerte que gozarán el resto de los cristianos en virtud de los méritos alcanzados por Cristo.

El obispo animó a contemplar la figura de María "ya definitivamente en la gloria del Padre". Contemplar así a la Virgen despierta en nosotros el deseo de eternidad, del encuentro definitivo", señaló.

"La Iglesia nos invita a levantar la mirada y el corazón hacia la Virgen María, la cual brilla ante el pueblo cristiano como modelo de todas las virtudes: la fe y dócil aceptación d Ela Palabra de Dios; la obediencia generosa; la humildad sencilla; la caridad solícita; la piedad hacia Dios pronta al cumplimiento de los deberes religiosos; la fortaleza en el destierro; la pobreza llevada con dignidad y confianza; el vigilante cuidado del Hijo desde la humildad de la cuna hasta la ignominia de la cruz; la pureza virginal; el fuerte y casto amor esponsal", detalla Jiménez Zamora.

Para el obispo de Santander, la Virgen María "no defrauda esperanza alguna de los hombres de nuestro tiempo y les ofrece al mismo tiempo el modelo perfecto de discípulo del Señor: artífice de la ciudad terrena y temporal, pero peregrino diligente hacia la celeste y eterna, promotor de la justicia que libera al oprimido, y de la caridad, que socorre al necesitado, pero, sobre todo, testigo activo del amor que edifica a Cristo en los corazones".

"Al hombre contemporáneo, frecuentemente atormentado entre la angustia y la esperanza, la virgen, contemplada en su vicisitud evangélica y en la realidad ya conseguida en al Ciudad de Dios, ofrece una visión serena y una palabra tranquilizadora: la victoria de la esperanza sobre la angustia, de la comunión sobre la soledad, de la paz sobre la turbación, de la alegría y la belleza sobre el tedio y la náusea, de las perspectivas eternas sobre las temporales, de la vida sobre la muerte", añadió. (cfr. MC 57).

Según explicó, la Iglesia ve a María "como madre e intercesora en los graves problemas de los individuos, de las familias y de los pueblos", y "socorriendo al pueblo cristiano en su lucha contra el mal".