El Papa celebra una misa multitudinaria en la Plaza de San Pedro en memoria de Juan Pablo II

Actualizado: lunes, 2 abril 2007 22:02


ROMA, 2 Abr. (EUROPA PRESS/G. Moreno) -

Cerca de 30.000 peregrinos procedentes de todos los rincones del mundo asistieron hoy a la misa que celebró el Papa Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro con motivo del segundo aniversario de la muerte de su predecesor, Juan Pablo II, y coincidiendo con la clausura de la fase diocesana de su proceso de beatificación, que tuvo lugar esta mañana en la basílica romana de San Juan de Letrán.

La solemne ceremonia, que fue concelebrada por una cincuentena de cardenales, empezó hacia las 17.35 horas y fue ofrecida en sufragio por el alma del difunto papa, como es tradicional en la Iglesia Católica.

Al inicio de su homilia, Benedicto XVI saludó especialmente al que fuera el secretario personal de Wojtyla durante sus 27 años de papado, el cardinal Stanislaw Dziwisz, gesto al que los fieles respondieron con un caluroso aplauso.

Aun antes de empezar, se dirigió a los jóvenes, que eran especialmente numerosos, hecho que el Papa consideró un "bonito signo" para la Iglesia.

A lo largo de su discurso, el Romano Pontífice destacó el "perfume de la fe, de la esperanza y de la caridad" que su predecesor ha dejado sobre la tierra y que ha llegado a todos, ya sean "cercanos" como "lejanos" al catolicismo.

OFRECIÓ SU VIDA SIN "RESERVAS NI CÁLCULOS"

En alusión al evangelio de la Misa de hoy, en el que se relataba la escena en que María de Betania rinde culto a Jesucristo rompiendo un frasco de perfume de altísimo valor y derramándolo sobre sus pies, evocó el "testimonio luminoso de Juan Pablo II" que ofreció su vida "sin reservas ni cálculos" por amor a Cristo y a las almas, hasta tal punto que "el perfume de su amor ha llenado toda la Iglesia" y ha llegado a "cada región del mundo", señaló.

El Romano Pontífice definió al papa polaco como "nuestro padre, hermano y amigo", a quien Dios llamó a su servicio a través del sacerdocio "y le abrió horizontes siempre más amplios: desde su diócesis hasta la Iglesia universal".

De hecho, resaltó que, precisamente, "esta dimensión de universalidad llegó a su máxima expansión en el momento de su muerte, acontecimiento que el mundo entero vivió con una participación nunca vista en la historia".

En particular, Benedicto XVI recordó la "gran devoción" con que su predecesor celebraba la Misa y adoraba al Santísimo Sacramento del altar, al que había convertido en "centro y vida de su infatigable misión apostólica", aseguró.

MISA DEL CARDENAL DZIWISZ

La gran afluencia de peregrinos se hizo notar en las inmediaciones del Vaticano ya desde primera hora de la mañana. De hecho, las primeras colas empezaron a registrarse a las 7.00 horas, que es el momento en que suelen abrirse las puertas de la Basílica de San Pedro.

Justo a esa misma hora, poco después del amanecer, empezó una de las primeras ceremonias que se celebraron por el segundo aniversario de la muerte de Karol Wojtyla y que fue oficiada por el cardenal de Cracovia, Stanislao Dziwisz, ante la tumba de Juan Pablo II.

Durante la homilia, el purpurado subrayó que el papa polaco "retornó a la Casa del Padre, pero continúa estando presente en la vida de la Iglesia... nadie como él luchó por la dignidad de cada hombre y de cada mujer y del género humano".

Visiblemente emocionado, el cardenal aseguró que "Juan Pablo II era un miembro de los amigos de Jesús, es decir, del grupo de santos", a lo que añadió que "la fe de la gente de Dios reconoce claramente su santidad", en alusión al fervor popular que surgió después de su muerte para que la Iglesia reconociera lo antes posible su santidad.

DOS AÑOS DESPUÉS DE SU MUERTE

De hecho, hace tan solo dos años, la misma plaza San Pedro acogió el multitudinario funeral del difunto papa, al que acudieron numerosas autoridades y millones de peregrinos que llegaron desde los cinco continentes para rendir su último homenaje a Juan Pablo II.

Uno de los principales recuerdos que evocan esos días fue la petición popular surgida de entre los fieles para que la Iglesia reconociera rápidamente la santidad del Papa polaco, proclamándolo 'santo súbito', que a pesar de no haberse hecho realidad, sí ha acelerado el procedimiento habitual en las causas de los santos.

Así, el proceso de beatificación de Karol Wojtila dio hoy un paso adelante con la clausura de la fase diocesana, que fue presidida por el cardenal vicario del Papa, Camillo Ruini, y a la que asistieron más de 5.000 fieles, muchos de ellos, polacos.

Con este acto, la diócesis de Roma entregó los documentos y testimonios recogidos desde que se inició el proceso a la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, que será la encargada de aprobar la beatificación del papa polaco.

Entre los numerosos asistentes, estaba la monja francesa sor Marie-Simon-Pierre, de 46 años, que fue presuntamente curada de Parkinson gracias a la intercesión de Juan Pablo II. Este milagro deberá ser examinado por una comisión médica y otra teológica, y, si se verifica, podría impulsar la definitiva beatificación de Wojtila.

La clausura de la fase diocesana se llevó a cabo el mismo día en que se cumplían dos años de la muerte de Juan Pablo II, cuyo proceso se inició el 28 de junio de 2005, dos meses después de su fallecimiento y gracias a la dispensa concedida por su sucesor, Benedicto XVI, para que la causa pudiera empezar sin necesidad de esperar a los cinco años de rigor que deben transcurrir entre el fallecimiento de la persona y el comienzo del proceso de beatificación.