El Papa invita a los cristianos a confiar y darse plenamente a Cristo

Actualizado: domingo, 24 agosto 2008 16:19

ROMA, 24 Ago. (ACI/EP) -

Este mediodía miles de personas se dieron cita en la plaza central de Castelgandolfo para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras introductorias a la oración mariana recordó que la figura de Jesús es fundamental para todo cristiano pues aquel por el cual vale la pena dejarlo todo y quien siempre estará a nuestro lado nos conoce desde siempre.

"Cristo es el verdadero tesoro por el cual vale la pena sacrificarlo todo; Él es el amigo que nunca nos abandona porque conoce las esperanzas más íntimas de nuestro corazón", fue la exhortación que el Pontífice hizo extensiva a todos los cristianos.

En efecto el Santo Padre hizo suyas la respuesta del apóstol Pedro a la pregunta de Jesús sobre su propia identidad. "Jesús es el 'Hijo del Dios vivo', el Mesías prometido, venido a la tierra para ofrecer a la humanidad la salvación y para satisfacer la sed de vida y de amor que habita en todo ser humano".

Más adelante el Papa hizo también una reflexión sobre la afirmación que hace Cristo ante las respuesta de Pedro: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". "Es la primera vez que Jesús habla de la Iglesia, cuya misión es la realización del grandioso designio de Dios de reunir en Cristo a la humanidad entera en una única familia", recordó.

"La misión de Pedro y de sus sucesores es justamente la de servir a la unidad de la única Iglesia de Dios formada por judíos y paganos; su ministerio indispensable es lograr que esta nunca se identifique con una sola nación o con una sola cultura, sino que sea la Iglesia de todos los pueblos para hacer presente entre los hombres, marcados por innumerables divisiones y contrastes, la paz de Dios y la fuerza renovadora de su amor", dijo.

Ante tal responsabilidad el Papa se dirigió a los presentes diciendo: "Cada vez me doy más cuenta del compromiso y de la importancia del servicio a la Iglesia y al mundo que el Señor me ha confiado. Por esto pido a vosotros queridos hermanos y hermanas que me sostengan con vuestra oración para que, fieles a Cristo, juntos podamos anunciar y testimoniar su presencia e nuestro tiempo".

Seguidamente, el Santo Padre rezó el Ángelus, saludó en diversas lenguas a los presentes e impartió su Bendición Apostólica.