ROMA, 18 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha regulado la estructura y organización de los Sínodos de obispos para que sean un "válido instrumento de conocimiento recíproco" entre los miembros del episcopado de diferentes países, pero sobre todo para configurarlos como una herramienta de escucha de los fieles.
Francisco ha plasmado estas disposiciones a través de los 27 artículos que integran la nueva Constitución apostólica "Episcopalis communio" para articular el funcionamiento del Sínodo y sus Asambleas en vista de las reuniones de obispos dedicadas a los jóvenes que tendrán lugar del 3 al 28 de octubre próximos y sobre la Amazonía previsto para octubre de 2019.
El documento pontificio, que ha sido divulgado este martes por la oficina de prensa del Vaticano, está firmado por el Papa el pasado 15 de septiembre.
El Papa, que ha recordado la forma en la que desarrolló el Sínodo sobre la familia de 2014-2015, ha establecido el carácter "sinodal" de la Iglesia que debe usar el Sínodo de obispos para escuchar la palabra de los católicos. En este sentido, ha manifestado que aunque el Sínodo "se configure como un organismo esencialmente episcopal" esto no significa que deba vivir "separado del resto de fieles.
"La historia de la Iglesia testimonia ampliamente la importancia del proceso consultivo para conocer el parecer de los pastores y de los fieles en lo que resguarda al bien de la Iglesia", ha manifestado.
Francisco, que ha elogiado la "eficaz colaboración" que la institución otorga al Papa, ha expuesto en el artículo 6 de la nueva constitución la necesidad de hacer frecuentes las "consultas al pueblo de Dios". Una iniciativa que puso en práctica por primera vez en el Sínodo sobre la familia de 2014-2015 y que ha repetido este año.
Cerca de 221.000 jóvenes de todo el mundo contestaron on line a cuestionarios que les inquirían sobre sus inquietudes y expectativas ante la vida. El resultado de esas respuestas enriqueció el Instrumentum laboris, la guía de trabajo que usarán los padres sinodales en el Sínodo de octubre, en la que el Vaticano, asumió el distanciamiento de las nuevas generaciones en relación a la "moral sexual" propuesta por la Iglesia Católica y reconoció que los casos de abusos sexuales y los escándalos financieros le han restado credibilidad.
"El Sínodo de obispos debe volverse cada vez más un instrumento privilegiado del pueblo de Dios", ha resuelto el Papa.
El pontífice ha reconocido que el Sínodo de obispos, instituido por Pablo VI en 1965, ofrece "un notable impulso" al magisterio pontificio. Bajo esta premisa el pontífice escribió la Exhortación apostólica Amoris laetitia" (La alegría del amor) que precisamente recogió los resultados de dos Sínodos sobre la familia convocados en 2014 y en el 2015. De este modo en los artículos 17 y 18 de la nueva Constitución el Papa explica la forma en la que se debe desarrollar la "elaboración y aprobación del Documento final" que debe asentarse en las conclusiones que los miembros de la asamblea entregan al pontífice al final de la misma.
En cuanto al funcionamiento del Sínodo, Francisco ha confirmado en el artículo 3 la potestad del Papa para convocar las asambleas de obispos en varios períodos, algo que ya se puso en práctica en el Sínodo dedicado a la familia iniciado en 2014 y culminado en 2015.
Por otro lado, ha subrayado en el artículo 8 la competencia de la secretaría general del Sínodo para promover reuniones pre-sinodales, de preparación, en la que pueden participar algunos fieles. Para el Papa es importante que se preste especial atención a las "particularidades históricas, culturales y eclesiales de las distintas áreas geográficas".
En suma, el Papa está valorizando en la Iglesia el concepto de sinodalidad y de colegialidad para conjugarlos con el papel que ejerce él como Obispo de Roma.
