Actualizado: lunes, 19 marzo 2007 22:21


ALMERÍA, 19 Mar. (EUROPA PRESS) -

El teniente de la Guardia Civil y jefe del puesto de Roquetas de Mar (Almería), J.M.R.R (31 años), declaró hoy ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería que el agricultor Juan Martínez Galdeano, quien falleció en las dependencias del Instituto Armado el 24 de julio de 2005, recibió "el trato más exquisito que se puede dar" por parte de los nueve agentes imputados por su muerte en tales instalaciones y que, durante su estancia en el cuartel, "se le atendió correctamente como a cualquier persona".

Durante la primera jornada de la vista oral, que se inició pasadas las 11.00 horas con grandes medidas de seguridad, el principal imputado del caso por los delitos de atentado grave contra la integridad moral, lesiones y homicidio imprudente, reconoció ante el Ministerio Fiscal el uso sobre la persona de Galdeano de una defensa extensible "de mi propiedad" y "un puñal eléctrico" aunque matizó que lo hizo con "carácter disuasorio" en aras "de controlar al detenido ya que con mi sola presencia" no parecía bastar.

J.M.R.R, quien se negó a contestar a las preguntas de la acusación particular ejercida por el letrado de la familia, José Ramón Cantalejo, y Jaime Sanz de Bremón, de la Asociación Pro Derechos Humanos, afirmó no recordar si en su primera intervención --no estaba se servicio ese día y decidió intervenir tras observar el incidente desde la ventana de su domicilio-- llevaba una defensa eléctrica en la mano aunque, avanzada su declaración, sí reconoció la utilización de la extensible y el citado puñal eléctrico en segunda instancia y con agentes ya malheridos.

GOLPES DE "TANTEO"

De hecho, calificó de "tanteo" el contacto de las defensas ilegales, según él, solo para "particulares" al reconocer varios golpeos al cuerpo de Martínez Galdeano cuyo número no pudo precisar e insistió en que no los usó "con intención lesiva o contundente" sino "con el objetivo de evitar que se autolesionarse para atenderlo médicamente y ponerlo en custodia de la Policía Local". "Se dejaba de hacer fuerza --continuó-- cuando se tranquilizaba y como prueba de buena voluntad para que se sintiera menos rígido y mal, le colocamos los grilletes por delante y no a la espalda, como marca el protocolo".

El Teniente también aseguró, en esta ocasión en respuesta a su abogado defensor, Gustavo Arduán, que "hubiese cogido cualquier objeto que me permitiese controlar la situación" --en referencia a la supuesta violencia ejercida por el fallecido contra los agentes--, a quien dijo "no tuvimos controlado hasta casi el mismo momento de su muerte" para negar cualquier intención de "humillar al detenido, ya que no pensábamos en otra cosa que su reducción". Al hilo, y cuestionado por el hecho de que Galdeano fuera mantenido en paños menores mientras imploraba ayuda en el patio del cuartel, insistió en que la intención "nunca" fue la de humillarle.

El principal imputado se reafirmó en los métodos utilizados en la actuación con respecto a Martínez Galdeano, actuación que tildó de "correcta de acuerdo a la agresión" y declaró que haría "lo mismo" en la misma situación.

El segundo de los nueve imputados en prestar testimonio ante la Sala presidida por la magistrada Társila Martínez, A.M.V.A. (42 años) --ya en sesión de tarde que se prolongó hasta las 19.00 horas tras un receso de una y media-- aseguró, asimismo, que al detenido se le dio "el trato más digno, lógico y humano en esas circunstancias" y que en 20 años de servicio "no había visto una persona tan agresiva", lo que tildó de increíble.

En esta línea, valoró la actuación de "proporcionada pero que tuvo un desenlace fatal" que le sorprendió cuando retornó del centro de salud al que acudió con otro guardia civil imputado--la única mujer-- donde fue atendido de heridas producidas por el forcejeo con Martínez Galdeano.

A.M.V.A. justificó el mando del Teniente porque "no encuentro otras medidas diferentes a aplicar" e insistió en que no recordaba si éste llevaba algo en la mano cuando bajo de su domicilio para mediar por primera vez. Aseguró que no dijo de parar las maniobras para reducir al detenido porque "se empleó la fuerza mínima imprescindible por lo que nunca pensé --continuó-- en ese resultado", en referencia al deceso.

El segundo de los nueve imputados en declarar --los otros siete lo harán mañana ante el retraso acumulado una hora antes de lo previsto, a las 09.30 horas-- reconoció que ordenó la detención de Martínez Galdeano y afirmó que este lo hizo a su vez sobre el consumo de alcohol y drogas previo cuando llegó al cuartel para pedir auxilio frente a afectados por un siniestro de tráfico que, al parecer, había provocado.

En este sentido, tanto el teniente como el encargado de la oficina administrativa del puesto, insistieron en que el agricultor constituía un peligro para él, los agentes y terceras personas y que no lo dejaron abandonar las instalaciones porque no podían consentir que cogiera un coche.

Tanto el Ministerio Fiscal, ejercido por Fernando Brea, como acusación particular y defensa recurrieron en varias ocasiones al DVD principal prueba de cargo contra los agentes y que recoge la secuencia grabada por las dos cámaras de seguridad del patio de cuartel donde se desarrollaron los principales hechos, un visionado al que sólo han tenido acceso las partes y los acusados por cuestiones operativas de la sala donde se celebra la vista.

El agricultor Juan Martínez Galdeano fallecía a las 17.43 horas del 24 de julio de 2005 tras personarse en el cuartel de la Benemérita en Roquetas de Mar una hora antes para pedir auxilio por un accidente de tráfico ante varios individuos que le persiguieron hasta el puesto con amenazas.

La autopsia determinó que el deceso estuvo causado por una insuficiencia cardiorrespiratoria aguda en la que mediaron el abuso de la cocaína y una arteriosclerosis coronaria con obesidad, si bien recoge la fractura del esternón "de carácter no resistivo" que el principal imputado achacó a las maniobras de reanimación efectuada por uno de los guardias.

Finalmente, el Ministerio Fiscal pide para éste dos años y seis meses de cárcel por un delito de atentado grave contra la integridad moral y cuatro años y nueve meses de prisión por los de lesiones y homicidio imprudente que se agrupan por concurso ideal. Para el resto, se solicitan dos años por el primero de los delitos y cuatro años y tres meses por los de lesiones y homicidio imprudente. De la Administración del Estado, como responsable civil subsidiaria, solicita una indemnización a la viuda e hijo de 95.000 euros.

La acusación pide un total de 11 años de prisión para J.M.R.R, diez para J.A.M.F, sargento de puesto, y para los seis imputados seis meses ya que los considera "cómplices" debido a la estructura de mando del Instituto Armado. Para el noveno, alumno en prácticas, no hizo calificación. Por su parte, la defensa pide la libre absolución al igual que el abogado del Estado quien considera que no hay delito y por tanto no puede haber autores del mismo.