ÁVILA, 20 Mar. (EUROPA PRESS) -
La procesión de la Madrugada, con la imagen del Santísimo Cristo de las Batallas, que acompañaba a los Reyes Católicos en sus campañas bélicas, vio reducido su seguimiento a causa del intenso frío de la madrugada del Jueves Santo en la capital abulense, cuando los termómetros bajaron de los cero grados.
Cientos de personas acudieron a un desfile en el que el silencio es roto por el redoble de tambores y el toque de clarín y las pesadas cruces arrastradas por los adoquines del casco histórico de la capital abulense por los penitentes, en muchos casos descalzos.
Una pequeña figura anónima de un busto del Santísimo Cristo de las Batallas, rodeada por cuatro columnas y culminada por una cúpula, presidió el desfile procesional portado por 24 penitentes, a los que rodearon otros capuchones, de negro y con hachones encendidos.
La imagen, propiedad de las monjas de Santo Domingo desde hace siglos, fue custodiada por las religiosas en todo el recorrido, que parte y finaliza en la iglesia de Mosén Rubí, llamativo templo de propiedad privada que habitualmente no abre sus puertas al público.
