De la Vega elogia las relaciones entre España y la Iglesia porque respetan "la mutua autonomía y libertad"

ROMA, 24 Nov. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, G. Moreno) -

La vicepresidenta del Gobierno, Maria Teresa Fernández de la Vega, resaltó hoy el acierto de las relaciones entre España y la Iglesia Católica porque "respetan la mutua autonomía y libertad", según declaró durante el Brindis que ofreció esta noche en la Embajada de España ante la Santa Sede en honor del arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach, el de Valencia, Agustín García-Gasco Vicente, y el jesuita Urbano Navarrete, que recibieron hoy el birrete cardenalicio de manos del Papa Benedicto XVI.

"Creo, sinceramente que hemos acertado" en la elección de estas relaciones y "no podía ser de otro modo" ya que tanto la Iglesia Católica como el Estado "buscan la realización efectiva de valores como la igualdad, la justicia, la dignidad y la paz", que fundamentan "el humanismo que alienta el espíritu democrático", señaló.

En este sentido, reconoció la labor que los nuevos cardenales han desempeñado a lo largo de "toda su tarea pastoral y doctrinal" para impulsar "estos valores", algo que seguirán haciéndolo "ahora, más que nunca".

De la Vega trasladó a los nuevos cardenales la "alegría" del Gobierno ante su nombramiento, en unión con "los fieles valencianos, barceloneses y turolenses", y "el conjunto de la ciudadanía española".

"Una ciudadanía que ha sabido extraer de la libertad los mimbres con los que tejer y fortalecer una convivencia armónica basada en un profundo respeto", precisó.

Según la vicepresidenta, el "respeto" y la "libertad" forman el "anverso y reverso de la moneda" que Iglesia y Estado han acuñado "a lo largo de todos estos años de democracia", y que expresa "la lealtad entre ambas instituciones".

De la Vega inició su discurso citando en latín la conocida expresión de San Agustín, "In necesariis unitas, in dubiis libertas, in ómnibus caritas" ('En lo esencial,unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad"), asegurando que "los tres conceptos de esta reflexión agustiniana, unitas, libertas, y caritas, se hacen verdad esta noche".

Después prosiguió su discurso en castellano, aunque volvió a recurrir al latín en otra ocasión. Al concluir pidió a los cardenales que hicieran llegar al Papa "el aprecio de España y de su Gobierno".

NO HAY FUTURO SIN DIOS.

Después de la vicepresidenta, tomó la palabra el nuevo cardenal García-Gasco, en representación de los tres nuevos purpurados, quien aseguró que ni España ni Europa "tienen futuro" si "los hombres y mujeres de nuestra sociedad cerramos nuestro corazón al amor de Dios".

"La paz, la concordia, la justicia y la libertad; el progreso y la civilización del amor son fruto de la cercanía a Dios", "frente a los que pretenden construir una sociedad al margen de Dios", insistió.

Para el arzobispo valenciano, "el mensaje salvador de Jesucristo" es "la mejor garantía de nuestra libertad" y "el gran baluarte para defender la dignidad de la persona humana, frente a las violencias y las injusticias del mundo".

Además de los tres cardenales recién nombrados, estuvieron presentes otros cinco purpurados españoles, el ex presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, Julián Herranz, el arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, el de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el de Toledo, Antonio Cañizares, y el arzobispo emérito de Barcelona, Ricard Maria Carles, así como el presidente de la Conferencia Episcopal Española y obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez.

En cuanto a los representantes autonómicos y políticos, acudieron el presidente de la Generalitat de Catalunya, José Montilla, el ex presidente de la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol, el consejero de Presidencia de Aragón, Javier Velasco, así como el tercer vicepresidente de la Comunidad Valenciana, Juan Cotino. También estuvieron presentes el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberà.