La AN multa con 1.620 euros a un cabo español por abusar sexualmente de una militar francesa en Bosn

Actualizado: viernes, 26 septiembre 2008 8:49


MADRID, 26 Sep. (EUROPA PRESS) -

El juez titular del Juzgado Central Penal de la Audiencia Nacional, José María Vázquez Honrubia, condenó ayer a un cabo del Ejército español a una multa de 1.620 euros por un delito de abusos sexuales cometidos en la base militar de Mostar (Bosnia) durante la Nochebuena de 2006 contra una militar francesa para la que el magistrado decretó además una indemnización de 2.000 euros. Esta pena es considerablemente menor a la solicitada por el fiscal, Pedro Martínez, quien pidió un año y medio de cárcel para él y una indemnización de 12.000 euros para la víctima.

"Me desperté cuando noté que me estaba tocando el pecho y al abrir los ojos quitó rápìdamente la mano, él estaba en el suelo y metió la cabeza debajo de mi cama para que no le viese la cara, le di puñetazos en el pecho porque quería ver su rostro cueste lo que cueste, después salió corriendo pero pude verle la cara, yo salí tras él insultándole y tirándole piedras", declaró la militar francesa Sabrina Sahli, de 25 años, quien aseguró ante el juez --con la ayuda de una intérprete-- que conocía a su agresor porque, "un mes y medio antes, había jugado dos partidas de billar" con él en el 'Bar Bonaparte', situado en el destacamento francés de la base militar de Mostar.

El juez adelantó el fallo de la sentencia a la conclusión del juicio decretando una multa de 3 euros durante 18 meses (un total de 1.620 euros) por la comisión de un delito de abusos sexuales y la indemnización de 2.000 euros para la militar gala. No obstante, esta condena no apartará del Ejército al cabo, actualmente destinado en Burgos. "Considero que efectivamente es usted culpable del delito de abusos sexuales con la atenuante de intoxicación --provocada por la ingesta de alcohol--, no tengo ninguna duda de que es usted el autor de los hechos contra la víctima", zanjó Vázquez Honrubia.

El condenado, Samuel Guzmán, un cabo del Ejército de Tierra de 30 años, tan sólo admitió durante el juicio lo referente al alcohol. Por todo lo demás, Gúzman se declaró inocente y negó los hechos alegando que aquella noche fue arrestado por intervenir en una pelea en la que se vio involucrado un compañero, por lo que, tras el toque de queda, tan sólo salió de su habitación para ir al baño.

Asimismo, explicó que no conocía de nada a la víctima y que nunca había jugado con ella al billar porque, según dijo, no sabe hablar "ni francés ni inglés". Posteriormente, Sahli matizó que, durante las dos partidas, ella y un compañero francés se comunicaron con el español "por gestos". Además, sobre la noche de los hechos, la víctima recordó que el militar llevaba perilla pero que al día siguiente, durante la rueda de reconocimiento en la que le identificó, se la había quitado.

SE AFEITÓ POR TRADICIÓN FAMILIAR

Guzmán negó que este cambio en su aspecto físico se debiese a un intento de evitar ser reconocido y explicó que "se trata de una tradición familiar" heredada de su padre y que consistía en "quitarse todo el bello facial para estar aseados durante la comida de Navidad".

Durante el juicio de hoy, también intervino un compañero de Sahli, Raul Hortez, quien, tras oir los gritos de la víctima, se levantó de la cama y pudo ver como el español abandonaba el barracón francés corriendo pero "dando tumbos". Este militar galo, quien también reconocío a Guzmán al día siguiente, se limitó a corroborar la versión de su compañera.

Por todo ello, el fiscal consideró "suficientemente probado que el acusado sometió a una serie de tocamientos a la víctima, lo que supone un delito de abusos sexuales". Asimismo, destacó que la mujer se encontraba "privada de razón y de sentido al encontrarse dormida" y manifestó su "curiosidad" por el cambio de aspecto al que se sometió el acusado cuando se afeitó la perilla, algo que achacó a "un intento de dificultar su reconocimiento". Pese a que la pena impuesta es inferior a la que él había solicitado, el fiscal aseguró que no recurrirá la sanción.

Por su parte, el abogado defensor pidió la libre absolución de su cliente al entender que no había quedado probada su relación con los hechos y destacando las "contradicciones" de la víctima y su compañero. El letrado terminó preguntándose "¿cómo es posible que una persona de 1,80 cm como el acusado pudiera estar durante dos horas dando vueltas por la noche tras el toque de queda en una base en la que hay constantes patrullas de vigilancia, en estado de embriagadez y en manga corta pese al frio y que además entrase en una habitación sin que nadie se diera cuenta como indica la víctima y su compañero?".

La Audiencia Nacional acogió este juicio al ser el tribunal competente dado que se trata de un delito cometido por un ciudadano español en el extranjero.