Los compañeros de trabajo de la detenida por matar a ancianas dicen que es "fría", "fuerte" y que "hablaba mucho"

Actualizado: miércoles, 5 julio 2006 22:44

La mujer tenía trato habitual y cordial con agentes de la Policía Nacional de una comisaría cercana

BARCELONA, 5 Jul. (EUROPA PRESS) -

El propietario y los compañeros del bar donde trabajaba la detenida anoche por presuntamente matar a cuatro ancianas y agredir a otras cinco consideran que Remedios S.S. es "fría, calculadora" con una "fuerza fuera de lo normal" y que "hablaba mucho" con los clientes.

Este perfil encaja con el de la supuesta psicópata que los Mossos d'Esquadra retienen en la comisaría de Les Corts, aunque nadie sospechaba que la mujer pudiera llegar a matar a nadie.

Por el momento, la mujer todavía no ha empezado a declarar, ya que los Mossos están haciendo otras diligencias como el registro de su piso en Sant Andreu. Previsiblemente la detenida prestará declaración mañana y pasará a disposición judicial el próximo viernes.

El dueño del bar 'Cebreiro', en la calle Balmes de Barcelona, Manuel Méndez, empresario del sector desde hace más de 20 años, explicó que Remedios trabajaba en el bar desde hacía casi tres años como cocinera y con contrato indefinido. La mujer entraba sobre las 6.30 horas de la mañana y "nunca miraba el reloj" para salir, aunque su turno terminaba después del almuerzo, e incluso se quedaba "charlando con los clientes".

Por ello, Manuel tenía la sensación que "no tenía nada que hacer en casa". "Trabajaba como una máquina", hasta ayer por la tarde, cuando la vieron por última vez. Sin embargo, tanto él como su mujer, María Falcato, que también trabaja en el bar y que tenía más confianza con Remedios, no pueden asegurar que tras el trabajo la mujer se fuera a su piso del barrio de Sant Andreu.

El jefe de Reme, como la llamaban en el trabajo, aseguró que su empleada es "fría, calculadora, no se altera por nada, no se le notan los nervios". Sin embargo, cree que no acudía a ningún médico para tratarse ninguna enfermedad psicológica ni seguía ningún tratamiento farmacológico.

Lo que sí admitieron tanto Manuel como María es que Reme tenía "una fuerza fuera de lo normal" y "podía mandarte contra la pared de una bofetada", ya que manejaba muy bien planchas, paellas y otros utensilios de cocina.

Otra de sus características, según los que trabajaban con ella a diario, es su facilidad de trato con los clientes. De hecho, bromeaba y hablaba distendidamente con muchos de ellos, algunos policías o ancianas como las que después habría llegado a matar.

VIDA PRIVADA.

Respecto a su vida privada, Manuel y María conocían relativamente pocas cosas y ahora, además, dudan de que muchos de los detalles que Reme contaba sean verdad, una vez conocida su supuesta implicación en los homicidios.

No saben si era muy religiosa, aunque se había comentado que conocía a alguna de sus potenciales víctimas en iglesias, ni si jugaba a juegos de azar. "Aquí, ni de clienta, tiró un euro a la tragaperras", asegura Manuel, que, sin embargo, no puede poner la mano en el fuego de que no lo hiciera en otros bares o salones.

El propietario explica que en alguna ocasión la mujer había tenido ciertos problemas económicos, pero que sus dos hijos, de poco más de 20 años y mellizos, le ayudaban. Sin embargo, admite que "nunca tocaba la caja".

Respecto a su familia, Manuel explicó que Reme había tenido sus dos hijos con su primer marido, con el que vivió en el barrio de la Verneda de Barcelona. Posteriormente convivió con otro individuo hasta hace unos tres años. De allí se fue a vivir a una casa de acogida, hasta que hace unos dos años se fue a vivir a Sant Andreu con un taxista, también de origen gallego, de 62 años.

Con este último compañero sentimental rompieron la relación hace unos dos meses. Aunque, según Manuel y María, Reme sufrió "un gran disgusto" tras la ruptura, su actitud en el trabajo no cambió y no detectaron ningún cambio de comportamiento que hiciera suponer, siquiera lejanamente, que podría convertirse en una pesadilla para la Policía. No obstante, admiten que "de tonta no tenía nada".

Finalmente, los dueños se refirieron a dos de los detalles físicos que han facilitado la identificación de la mujer por parte de la Policía. Respecto a la lesión cutánea en la mano derecha, explicaron que hace menos de un mes Reme se quemó la mano con vapor al limpiar con agua fría una de las planchas de cromo calientes.

Igualmente, sobre el supuesto hematoma en un ojo, hace unos días la sospechosa llegó al trabajo con los ojos "irritados" y "enrojecidos". Reme explicó que tenía alergia, pero no precisó más.

BAR LLENO DE POLICÍAS.

Se da la circunstancia de que el establecimiento, situado en el número 194 de esta céntrica calle barcelonesa, entre Travessera de Gràcia y Diagonal, está muy cerca del salón recreativo donde fue detenida anoche y del número 233 de la calle Muntaner, donde el pasado domingo habría cometido su último homicidio.

Además, también está muy cerca de una comisaría de la Policía Nacional y muchos de sus agentes van al bar donde trabajaba la ahora detenida e incluso tenían cierta confianza con ella.

LOS CLIENTES "SE QUEDARON DE PIEDRA".

Por su parte, los clientes del bar 'Cebreiro' "se quedaron de piedra" al enterarse que la cocinera del local era la presunta asesina de tres ancianas de Barcelona. Los asiduos del bar no "acababan de creerse" que Remedios S.S., a la que veían cada día desde hace más de dos años, fuera una presunta asesina que podría haber robado y acabado con la vida de tres ancianas.

"Era una señora normal y corriente" explicó José Moreno a Europa Press, cliente habitual del restaurante. José hace más de dos años que conoce a Remedios y cada día compartía algunas palabras incluso risas con ella. "Nos hemos quedado de piedra, no sospechábamos que podía haber hecho esto", dijo.

José, que trabaja en un taller cercano al restaurante, recuerda que la última vez que coincidió con Remedios fue ayer mismo por la mañana, y según contó el mecánico parecía tranquila. "Ella estaba haciendo unas croquetas mientras bromeábamos", recordó.