Actualizado 29/01/2007 20:09

'House' envidia a un autista por su capacidad de ignorar los formalismos sociales

MADRID (EUROPA PRESS)

El doctor Gregory House no es un tipo normal y corriente. No le van las delicadezas ni los cumplidos, sino la hiriente franqueza y las observaciones mordaces. Es por ello que a menudo choca con los demás y, aunque en apariencia le resbalen los roces, no es del todo cierto. No es extraño, por tanto, que el protagonista de 'House' (22.00 horas) admire e, incluso, envidie a un niño autista en el nuevo episodio de esta semana por su capacidad de abstraerse de los formalismos sociales.

El irreverente doctor House acepta en esta ocasión el caso de Adam, un chico autista de 10 años que grita sin razón aparente. A lo largo de esta nueva entrega de la tercera temporada, titulada 'Líneas en la arena', House intenta encontrar una explicación a estos síntomas, a pesar de que su equipo médico cree que el motivo es el mismo autismo. Sin embargo, House no parará de investigar hasta que demuestre un diagnóstico distinto. Además, el sarcástico médico observa que su paciente no puede mentir debido a la incapacidad que muestra ante los formalismos sociales, algo que House envidia y admira.

En el siguiente capítulo -'Todo un ejemplo', reposición de la primera temporada-, House continúa en la cuerda floja desde la llegada de Voegler, el nuevo presidente del consejo. De hecho, éste último ha pedido al Doctor House que presente un medicamento de su compañía en una conferencia de cardiología. El despido de uno de los miembros del equipo de diagnóstico depende de la conferencia de House. Además, el doctor atenderá al Senador Garry H. Wright, el único hombre negro con posibilidades reales de ser Presidente de los Estados Unidos. Durante un acto público pierde la consciencia y es trasladado al hospital. House sabe que los pacientes siempre mienten y teme que los políticos mientan más. Tras una serie de pruebas la noticia es catastrófica: tiene sida.