MADRID (EUROPA PRESS)
No es muy habitual en la televisión de nuestro país que las cadenas rueden largometrajes expresamente para su emisión en la pequeña pantalla. Este es el caso de 'Masala' (22.45 horas), una producción protagonizada por José Coronado en el papel del profesor de un instituto que está a punto de ser cerrado pero encuentra la esperanza en la música. La línea argumental, un drama con pinceladas de comedia, recuerda a priori a 'Sister Act' (De Woopy Goldberg) u otras 'school movies' americanas como 'Mentes peligrosas'. No obstante, esta película es, ante todo, el reflejo de la multiculturalidad que vive actualmente la sociedad española.
Un instituto de barrio conflictivo, unos chicos de origen multirracial con dificultades y la música como arma constituyen los principales ingredientes de 'Masala', dirigida por Salvador Calvo ('Motivos Personales'). Antonio (José Coronado) es el director de un instituto en un barrio de inmigrantes que trabaja para evitar su cierre y la dispersión del alumnado. Judith (Belén López), la nueva profesora de música, emprenderá con la creciente ayuda de Antonio una dura lucha por conseguir que sus alumnos se interesen por su asignatura y se sientan partícipes de un proyecto común.
Entre los estudiantes se encuentran Pria, una niña india que sueña con ser cantante mientras su familia aspira a casarla cuanto antes; Yassin, un chico marroquí que se ha convertido en la pesadilla del profesorado; Oswaldo, un joven ecuatoriano que se debate entre el amor a su familia y la atracción fatal que ejerce sobre él la figura de su hermano mayor, líder de una banda callejera; Rai, un joven gitano tullido lleno de talento, rabia y orgullo; Lucrecia, una rechoncha caribeña que aspira a ser protagonista de una telenovela; Bea, nieta de unos comerciantes del barrio que impone su ley en la clase y Wang, un joven chino dormilón, mal estudiante y con gran sentido del humor.
Pero además de reflejar la sociedad multicultural que es ahora España y el fenómeno migratorio, 'Masala' atiende a otros problemas actuales. Un ejemplo es la especulación inmobiliaria, ya que el fin último de cerrar el conflictivo colegio de la película es emplear su terreno para construir; pero también aparece la violencia que amenaza tanto las aulas (amenazas a profesores o el bullying) o en las calles (bandas callejeras). De esta forma, el largometraje narra una historia social dramática, aunque eso sí, con pinceladas de comedia.
