SEVILLA, 24 Sep. (EUROPA PRESS) -
El director general de Infraestructuras Viarias de la Junta de Andalucía, Pedro Rodríguez Armenteros, visitó hoy las obras de refuerzo del firme que se están realizando en la carretera A-472 a su paso por el término municipal de Sanlúcar la Mayor (Sevilla) y en las cuales se está desarrollando una nueva tecnología de reciclado en frío, medioambientalmente más sostenible y enmarcada dentro del 'Proyecto Fénix'.
En un comunicado, la Consejería de Obras Públicas y Transportes informó de que esta técnica ya fue experimentada en las obras de refuerzo del firme de 150 kilómetros de la A-92, habiéndose obtenido un ahorro de 4.800 toneladas de combustible y de 17.000 de CO2, lo que equivale al consumo de combustible y emisiones anuales de 8.500 vehículos.
Y es que, tradicionalmente, los firmes de las carreteras se han construido con mezclas de bituminosas en caliente, las cuales una vez que han agotado su vida útil eran retiradas a escombreras, sustituyéndose por nuevos firmes que necesitan temperaturas de 180 grados para su fabricación.
Así, la tecnología de los reciclados en frío permite reutilizar 'in situ' la capa de firme agotada, mezclándola con emulsiones de betún a temperatura ambiente, que restituyen las propiedades iniciales de la capa para su uso, reduciendo el consumo energético y de emisiones a la atmósfera, evitando asimismo los impactos en el medio ambiente.
Con esta técnica "se evita tener que retirar la capa de firme deteriorada y transportarla fuera de la carretera a un gestor de residuos, así como fabricar y extender una capa nueva de mezcla bituminosa en caliente".
Por esto, y según los expertos, el desarrollo de estas nuevas técnicas en la ejecución de firmes "reportan numerosas ventajas entre las que destacan la eliminación de vertederos y el transporte de la mezcla antigua a los mismos por reutilizarse la capa deteriorada en su lugar inicial", reutilización de materiales que "posibilita eliminar la extracción de cantera, el machaqueo, clasificación y transporte de los áridos".
Por todo ello, se produce una ausencia de impacto paisajístico, consumo de energía y emisiones de CO2, y se evita la fabricación en planta en caliente --180 grados-- y el transporte de la mezcla a obra, lo que supone "un gran ahorro energético, de emisiones de CO2 y volátiles de los betunes".
