Publicado 18/09/2018 20:59

'Miguel Rueda, el indaliano ausente' cierra el ciclo sobre pintores almerienses de la Diputación de Almería

Autorretrato de Miguel Rueda, que se podrá ver en la exposición de Diputación.
DIPUTACIÓN DE ALMERÍA

ALMERÍA, 18 Sep. (EUROPA PRESS) -

La muestra 'Miguel Rueda, el indaliano ausente', inaugurada este martes, es la encargada de cerrar el ciclo de exposiciones sobre los pintores almerienses ligados al Movimiento Indaliano desarrollado por la Diputación de Almería. La comisaria de la exposición, María Dolores Durán, comenzó esta labor en 1979 para descubrir al público las obras de este colectivo de artistas.

En un comunicado, la Diputación de Almería ha explicado que la muestra recoge parte del legado de Miguel Rueda. El Patio de Luces del Palacio Provincial se ha llenado así con más de medio centenar de cuadros, grabados, cartas, retratos a carboncillo y una gran escultura de mármol para acercar al visitante la obra del artista almeriense.

La comisaria de la exposición ha explicado que la obra de Rueda se enmarca dentro del Movimiento Indaliano, que "supuso una oportunidad de oro para un grupo de jóvenes pintores en unos años terribles de la posguerra, debido a una necesidad del régimen franquista de mostrar la existencia de una vanguardia pictórica desde dentro de la oficialidad".

"Jesús de Perceval fue capaz de organizar, a partir de una simple tertulia provinciana, todo un movimiento pictórico basado en una estética mediterránea clásica que triunfó en la España de final de los años 40. Perceval transfiguró a unos jóvenes de la Escuela de Artes y Oficios en unos discípulos, creando una escuela que durante una década se mantuvo viva y que posteriormente fue mantenida artificialmente por el propio Perceval hasta su fallecimiento en 1985", ha señalado.

Aunque hubo otros pintores, se considera como "genuinamente indalianos" a Perceval, Alcaraz, Cantón Checa, Cañadas, Capuleto, López Díaz y Rueda. De este grupo, Miguel Rueda siguió su propia trayectoria, dedicado casi en exclusividad a su carrera docente, lo que provocó un alejamiento de las exposiciones indalianas y una escasa presencia historiográfica y bibliográfica.

Con esta exposición, los almerienses podrán conocer "al indaliano más desconocido", al Miguel Rueda que vivió su propia vida excluyéndose, voluntariamente, del devenir diario de los indalianos y de su tótem, Perceval, dedicándose a su labor como docente.

EL ARTISTA

Miguel Rueda Morales nace en Pechina en 1910 en una familia de jornaleros agrícolas. Muy aplicado para el estudio termina el Bachillerato y, tras una corta estancia en Francia, termina Magisterio en 1936. Tras la Guerra Civil y unos breves destinos en Huécija, El Chuche y Báscara (Gerona), consigue plaza definitiva en Enix, en 1947.

Paralelamente, realiza los estudios de Dibujo en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, lo que le permite acceder a una plaza de profesor en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Almería, en 1945.

En todos esos años, no deja de pintar y relacionarse con el mundillo de la Tertulia de la Granja Balear, participando activamente en los orígenes del Movimiento Indaliano. Para la exposición del Museo de Arte Moderno de Madrid y los eventos posteriores, Perceval elige a sus jóvenes discípulos y, de todos los pintores mayores, es Rueda el único seleccionado para integrar definitivamente el Grupo Indaliano.

Su pintura ha mantenido a lo largo del tiempo una estética muy homogénea: de espátula muy fina y delicada, con líneas y contornos muy poco definidos y de matices muy simples; con personajes planos, carentes de profundidad; y un uso gradual de gamas de colores que armonizan entre sí y huyen de los fuertes contrastes.

Se trata de una forma de entender la pintura muy alejada de sus cánones como profesor de dibujo, donde la meticulosidad técnica y la rigidez en los postulados le permite realizar apuntes de gran realismo y proporcionada belleza en sus dibujos artísticos, y verdaderas joyas de precisión en sus mecanismos y diseños de dibujo técnico.

Su docencia le va llevando, oposición tras oposición, a recorrer con el tiempo todas las instituciones educativas de la capital: Escuela de Artes, Formación Profesional, Escuela de Comercio, Instituto de Enseñanza Media y Escuela Universitaria del Profesorado. En esta última, consiguió la plaza de catedrático.

Todos los pintores indalianos se han mostrado en mayor o menor medida como personajes públicos, mientras que Miguel Rueda se dedicó fundamentalmente a su carrera docente, obviando generalmente su condición de pintor. Por ello, surge esta exposición y este libro, para mostrar en sociedad al indaliano más desconocido.