José Ovejero muestra el "esperpento" de la Guerra Civil e invita a reírse del conflicto en 'La comedia salvaje'

Actualizado: sábado, 10 octubre 2009 13:30

SEVILLA, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -

El escritor madrileño José Ovejero muestra el "esperpento" de la Guerra Civil española e invita a reírse del conflicto en su nuevo trabajo literario, 'La comedia salvaje' (Alfaguara), ya que después de 70 años, "es hora de perder el respeto por la contienda, eliminar el halo de solemnidad que le rodea, así como los mitos y los tabúes".

En una entrevista concedida a Europa Press, el ganador del Premio Grandes Viajeros 1998 por el libro 'China para hipocondríacos' indicó que 'La comedia salvaje' es una sucesión de situaciones esperpénticas situadas en la Guerra Civil en las que se "acerca a la realidad de la misma manera que se un espejo cóncavo, es decir, deforme, pero reconociendo algunos rasgos realistas".

El título de la publicación, 'La comedia salvaje' refleja, según explicó, que "todo lo que es exagerado de alguna manera se vuelve cómico", por lo que la brutalidad de la Guerra Civil fue tan exagerada y salvaje que se torna en ridícula".

En este sentido, confesó que pretende "quitar la épica y los tintes heroicos sobre el conflicto, los discursos embellecedores del heroísmo y manifestar que lo que sucedió no es algo de lo que la sociedad española deba sentirse orgullosa, pues más bien, es algo ridículo".

Ovejero apuntó que las novelas en muchos casos las novelas "acercan la realidad a través de algo que es falso" y matizó que "el error es pensar que la novela muestra la realidad tal cual es, pues el género novelesco es como una representación teatral, una forma de acercarse a la realidad aunque sea alejándose de ella".

El autor madrileño realiza una radiografía de la pintoresca sociedad española de los años de la contienda haciendo pasar por las páginas del libro a figuras como un monaguillo, un cura, un churrero, a Azaña o a Ortega y Gasset, entre otros. Ovejero indicó que son personaje sacados de la realidad, aunque algunos "parezcan excesivos", pues están construidos mediante fragmentos de sus propios discursos, como Ortega y Gasset. Además, dijo que también añade personajes de pura ficción, al igual que "mezcla sucesos disparatados que tuvieron lugar con algunos inventados, mostrando un juego de lo real y lo inventado".

El escritor madrileño, que vive a caballo entre Bruselas y la capital de España, indicó que el delirio y la locura de los personajes son consecuencias de la guerra, aunque reconoció "hoy sigue existiendo locura", para ello nada más que hay que enceder la radio y aparecerán individuos enloquecidos diciendo cosas sin pié ni cabeza.

Ovejero apuntó que cuando vuelve a España siente regresar a "un esperpento de Valle-Inclán. El personaje de Benjamín al mirar a su alrededor piensa que la sociedad está loca, algo parecido le sucede al autor cuando regresa al país, llegando a pensar que "hay un desajuste y no se acostumbra".

Al mismo tiempo, señaló que "la distancia permite ver la situación actual de otra manera". Confesó que "no ve normal que en estos días se censure en Valencia una ópera de Ruperto Chapí por hablar de los catalanes y los alabe". Ante esto, concluyó que "sigue existiendo un conflicto interno del que no se sabe desprenderse, siendo la risa la mejor arma para ello".

En plena Guerra Civil, Benjamín recibe un plan de Azaña para frenar el conflicto. Una estrategia o un mapa de ruta que ahora no tendría sentido, pues, según Ovejero, "no hay plan para salvar España, ya que es rentable políticamente mantener el enfrentamiento, cambiando el exterminio físico por el político". Además, precisó que "el otro es el enemigo, no es un partido político con otros pensamientos".

Por último, el escritor madrileño "no busca olvidar el conflicto español, sino devolverlo al plano histórico y no al emocional e irracional". Para ello, instó a tener "una visión menos trascendental de la guerra y devolver la razón a estas situaciones".