La venta de flores se duplica en la comunidad con motivo del Día de Todos los Santos, especialmente en las zonas rurales

Actualizado: domingo, 29 octubre 2006 12:42

Los floristas reclaman que las autoridades controlen los puntos de venta "ilegales", que "se multiplican durante estos días"

SEVILLA, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -

La venta de flores con motivo de la festividad del Día de Todos los Santos, que tendrá lugar el próximo 1 de noviembre, se incrementa en Andalucía en más de un 100 por cien con respecto al resto del año.

En declaraciones a Europa Press, la presidenta de la Federación Andaluza de Floristas y Plantas, María Castillo, manifestó que la tradición de ofrendar flores a los difuntos se conserva especialmente en los pueblos, donde las ventas aumentan de forma "espectacular" y sobre todo "entre personas mayores de 60 años".

"Granada, Jaén y Almería son algunas de las provincias que todavía conservan la tradición muy arraigada, quizás porque se trata de ciudades más pequeñas --continuó Castillo--, pero en general las metrópolis están perdiendo cada vez más esta costumbre porque hay muchas incineraciones y la mayoría prefiere acudir a los cementerios los días anteriores o posteriores a la fecha, para evitar así las aglomeraciones que suelen producirse".

En ese sentido, apuntó también que cada vez se venden más flores de diferentes tipos "ya que la cultura en este tema es cada vez mayor" y los clientes no sólo se ciñen a los claveles o las margaritas "de toda la vida", sino que también se contemplan en los camposantos tulipanes, rosas u orquídeas. No obstante, claveles y margaritas son las flores que más salida tienen, debido, sobre todo, al reducido espacio con el que se cuenta en los nichos para depositar la mencionada ofrenda.

Según confirmó a Europa Press la presidenta de la Asociación Provincial de Floristas de Sevilla, Dolores Muñoz, en la capital hispalense "no se advierte un excesivo incremento en las ventas, sólo un poco más en los clientes habituales" y recordó que las mayores cifras en cuanto a la compra de flores se producen el 14 de febrero, Día de los Enamorados, y el primer domingo de mayo, cuando se celebra el Día de la Madre".

En lo relativo a la subida de precios que se produce en estos días, según criticó la Unión de Consumidores (UCA-UCE), la presidenta de los floristas andaluces no consideró que sea "ninguna barbaridad", ya que, por ejemplo, "el clavel no ha llegado a subir ni un 30 por ciento y la margarita de un 5 al 10 por ciento". "El motivo de la subida es que la flor viene de Colombia y Ecuador y ante la demanda europea, que es mucha, son ellos los que suben los precios", explicó.

PUNTOS DE VENTA ILEGALES

La Federación informó también de la existencia de puntos ilegales de venta de flores en torno a estas fechas, a los que calificó como una "competencia desleal que perjudica muchísimo a los comerciantes que venden todo el año y en la que ni siquiera se oferta el mismo género, ya que la calidad es menor. Los vendedores suelen ofrecer flores de desecho que se conservan frescas la mitad de tiempo que las de mayor calidad".

Asimismo, Castillo sostuvo que el precio de ambos géneros es "muy similar aunque muchas veces los consumidores crean que es más barato sólo porque la compra se realice en la calle" e instó a los compradores a "ser un poco más selectivos" y a "tener cuidado con lo que está comprando porque en ocasiones aunque el puesto parezca legal, probablemente no lo es".

Al hilo de esto, desde la Federación de Floristas y Plantas de Andalucía se realizó un llamamiento a los ayuntamientos de las diferentes provincias, así como a la Policía Local para que "controle los puntos de venta ilegales, que se multiplican durante estos días" y remarcó que "no hay nada en contra de los puntos de venta ambulantes regularizados, sólo de los ilegales".

"UN COMPROMISO COLECTIVO PARA RECORDAR A LOS DIFUNTOS"

Con respecto al posible significado de esta práctica ancestral, en las culturas tradicionales, según declaró a Europa Press el profesor titular del Departamento de Antropología Social de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla Juan Agudo, llevar flores tenía el sentido de "rodear a los difuntos de imágenes agradables del entorno que dejaban y la presencia de este tipo de objetos ya aparecía en los primeros enterramientos, por lo que viene de muy antiguo. Hay constancia de plantas y flores ya en sepulturas neolíticas, por lo que es una práctica universal que se ha seguido manteniendo hasta el presente".

"Esta tradición también tiene un valor psicológico y de representación social porque la presencia de flores significa que no se han olvidado los difuntos. Sobre todo en el pasado servía también para hacer visible al resto de la sociedad, especialmente en las poblaciones locales donde todo el mundo se conocía, ese compromiso colectivo de que los muertos se seguían recordando y su memoria continuaba viva, ya que las tumbas estaban aseadas y cuidadas", señaló Agudo.

En ese sentido, una tumba abandonada o desaseada indicaba que ese individuo "había perdido lo único que le quedaba, que era formar parte de la memoria colectiva. Está mal visto que las tumbas de los difuntos estén mal cuidadas, no solo por el aspecto individual y familiar, sino también por la presión social que se ejerce y ante la que se trata de dejar patente que el fallecido sigue formando parte de la familia aunque ya no esté con ellos".

Ante la tendencia actual que se da en las ciudades de pérdida de esta costumbre, el profesor manifestó que las urbes son "profundamente individualistas" y que en ellas "apenas queda otra cosa que el vínculo afectivo con la familia más cercana y ni siquiera con los difuntos, con los que los lazos se van desdibujando poco a poco, a lo que hay que sumar las cremaciones, cada vez más frecuentes".

Por último, Agudo aclaró que el Día de Todos los Santos no tiene "absolutamente nada que ver con las fiestas religiosas" y que constituye incluso una singularidad dentro del contexto del sistema festivo andaluz o mediterráneo porque la llamamos fiesta y no es fiesta, no hay ningún ritual que lo acompañe, es un día íntimo que no está vinculado a actos festivos ni religiosos. Depositar las flores en la tumba del difunto lo hacen creyentes y no creyentes, es, sobre todo, una práctica social".