Joaquín Carbonell aprendió de él "dignidad", "decencia" y amor a la libertad

Actualizado: lunes, 20 septiembre 2010 21:05

El actor madrileño Gabino Diego ha dicho del cantautor fallecido que "le caía bien a todo el mundo" porque era "un tipo fantástico"

ZARAGOZA, 20 Sep. (EUROPA PRESS) -

El cantautor y periodista Joaquín Carbonell ha visitado esta tarde la capilla ardiente del artista José Antonio Labordeta, de quien aprendió "dignidad y decencia", así como "amor a la libertad" y "justicia".

Carbonell ha comparecido brevemente ante los medios de comunicación para indicar que "tardaremos muchos años en asimilar lo que ha supuesto este hombre para todos nosotros" y ha señalado que "los maestros, en muchas ocasiones, nos señalan el camino de lo que vamos a ser en la vida".

Precisamente, Joaquín Carbonell conoció a Labordeta en 1967, cuando se instaló en la ciudad de Teruel para estudiar el bachillerato y Labordeta impartía clases de Historia en el Instituto 'Ibáñez Martín'.

"Yo estoy aquí como alumno, esencialmente", ha dicho esta tarde Carbonell, quien ha explicado que a la capital turolense acudían estudiantes de los pueblos pequeños de la provincia, donde "nos daban con el palo".

Era la primera vez que salían de sus casas y Labordeta inició su primera clase diciendo "estáis todos aprobados", tras lo cual sus clases se llenaron de alumnos, ya que les trataba con "sentido común, con seriedad".

También ha visitado la capilla ardiente el actor madrileño Gabino Diego, quien ha dicho del cantautor fallecido que "le caía bien a todo el mundo" porque era "un tipo fantástico".

Gabino Diego ha recordado que grabó junto con Labordeta un anuncio en televisión en el que él salía "horroroso" y Labordeta salía bien. El actor también ha comentado que se encontraba en ocasiones en Madrid con Labordeta.

La periodista de Radio Nacional de España (RNE) Pepa Fernández, en cuyo programa colaboraba Labordeta, ha señalado que su colaboración era un "lujo" y ha opinado que cualquier persona sería afortunada si lograra despertar una "millonésima" parte del cariño que despierta Labordeta.