Fapas advierte de que la colocación de trampas contra los osos está relacionada con el descontente de los apicultores

Actualizado: miércoles, 27 agosto 2008 13:40

OVIEDO, 27 Ago. (EUROPA PRESS) -

El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) manifestó hoy que la colocación de trampas "podría estar relacionado con el descontento que existe entre los apicultores por los daños causados por los osos".

El Fapas advirtió además, mediante un comunicado, que la Junta de Castilla y León tarda de dos a tres años en pagar los daños que los osos causan a las instalaciones apícolas de la región, mientras que en otras Comunidades Autónomas como la de Asturias, hace más de veinte años que los daños que causan los osos a los intereses humanos son abonados en tiempos "muy cortos". "En Castilla y León, los trámites para pagar los daños que causan los osos se retrasan hasta tres años a causa de la burocrática gestión que aplica la administración autonómica", añadieron.

El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes explicó que el aumento "espectacular" de los daños que están causando los osos a las instalaciones apícolas en toda la Cordillera Cantábrica, después de la aplicación del Reglamento Europeo que obliga a la retirada de cadáveres de animales domésticos del medio natural, "está creando un profundo malestar entre los apicultores de las zonas oseras de Castilla y León".

Al contrario de lo que sucede en el Principado de Asturias pese a que los daños de los osos a las colmenas también ha crecido en los últimos años más de un 1.000 por ciento, en Castilla y León "es cada vez más patente entre los apicultores la animadversión hacia la presencia de los osos".

Históricamente, señalaron desde Fapas, las mayores muertes de osos siempre se han producido en los colmenares, ya que el hábito de los osos a volver a comer de las colmenas una vez que han entrado en un colmenar, propicia la muerte de estos animales al caer en las trampas o el veneno que eran colocadas para causar la muerte de los osos.

La reciente aparición de un oso con un cable de acero incrustado en su cuerpo, pone de manifiesto que la colocación de trampas es un hecho "constante" al que la Junta de Castilla y León "no pone freno", al contrario, "la ausencia de medidas de protección de los osos como el de no agilizar el pago de los daños que causan, se convierte en un aliciente para que tanto las trampas como el veneno sea una herramienta para acabar con esta especie protegida", apuntaron desde Fapas.