Prácticamente todo el estiércol se destina a uso agrícola
SANTANDER, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -
Las explotaciones cunículas existentes en Cantabria generan 3,973 kilos de estiércol por cada kilo de carne de conejo que producen, por encima de la media que es de 3,241.
Son datos de la última Encuesta Nacional sobre Cunicultura elaborada por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, en colaboración con los Servicios de Estadística de las Comunidades Autónomas.
Según dicha encuesta, consultada por Europa Press, en 2007 se produjeron 725.407 kilos de carne de conejo en las explotaciones cántabras que generaron subproductos mientras la cantidad de estiércol generada se elevó a 2.881.853 kilos.
Prácticamente todo el estiércol se destina a uso agrícola. En Cantabria, un 72,7 por ciento de las explotaciones lo usa en tierras propias y un 90,9 por ciento también lo destina a tierras ajenas.
Dentro de los subproductos, las explotaciones cunículas de la comunidad autónoma generaron 48.190 kilos de cadáveres en la propia explotación, frente a 709.428 kilos de carne, con lo que la relación kilo de cadáver por kilo de carne producido fue de 0,068 kilos, en este caso, algo inferior a la media (0,077).
En Cantabria, el 88,9 por ciento de las explotaciones, más que la media nacional (67%), almacenan los cadáveres para entregarlos a un gestor autorizado, aunque sólo un 11,1% están suscritas a un seguro de recogida.
ENCUESTA
La encuesta supone la continuación de otras anteriores que la Secretaría General Técnica del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, dentro de sus programas de trabajos sobre estadísticas agrarias, ha venido desarrollando con anterioridad.
Las Encuestas Nacionales de Cunicultura se iniciaron en 1982. Esta última tiene como fecha de referencia el año 2007, desarrollándose los trabajos de campo durante los meses de septiembre y octubre del año 2008.
El desarrollo de la encuesta ha sido posible gracias a la colaboración de los Servicios de Estadísticas Agrarias de las diferentes comunidades autónomas, quienes han sido los encargados de efectuar la fase de trabajos de campo, según los convenios vigentes de colaboración entre el MARM y estos organismos.
