TOLEDO, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -

Caja Rural de Toledo incorpora a su laboratorio una novedosa metodología analítica que posibilita contrastar y verificar el nivel o concentración de los diferentes plaguicidas en las muestras de aceitunas y aceites de los olivares castellano-manchegos. Se trata de un límite legal y no toxicológico para que puedan ser puestos en circulación y comercialización.

Según informó Caja Rural en nota de prensa, con este proyecto se lleva a cabo, de acuerdo con las directivas de la Comisión Europea referentes a residuos de plaguicidas en productos de origen vegetal, el establecimiento de unos Límites Máximos de Residuo (LMR) para una serie de plaguicidas en determinados productos agrícolas.

Es por ellos, por lo que la entidad, decidió incorporar a su laboratorio una novedosa metodología analítica que posibilita contrastar y verificar el nivel o concentración de los diferentes plaguicidas en las muestras de aceitunas y aceites de los olivares castellano-manchegos que se reciben.

En este sentido, en 2005 el laboratorio de Caja Rural de Toledo instaló en sus dependencias un sistema combinado multidimensional de cromatografía líquida de alta resolución acoplado en línea a cromatografía de gases y a espectrometría de masas, el sistema más novedoso y avanzado para análisis de residuos de plaguicidas.

Sin embargo, no fue hasta 2.006 cuando esta técnica analítica comenzó a estar operativa, y desde esa fecha y hasta el día de hoy se llevan analizadas un total de 2.500 muestras, de las que un 66 por ciento corresponden a aceitunas y el 34 por ciento restante a aceite.

El origen de las muestras analizadas es el procedente de los diferentes olivares de Castilla-La Mancha, con la variedad de Cornicabra como la más analizada, además de como Arbequín, Picual, Redondilla o Manzanilla.