Las partes se ratifican en su petición de penas al final del juicio por el asesinato de una anciana en La Solana

Actualizado: jueves, 25 mayo 2006 20:29

CIUDAD REAL, 25 May. (EUROPA PRESS)

Ministerio fiscal y acusación particular, por un lado, y defensa, por otro, se ratificaron hoy, durante la última sesión del juicio seguido durante tres días en la Audiencia Provincial de Ciudad Real, en su petición de penas y demanda de libre absolución, respectivamente, en relación con el asesinato a golpes de una anciana en su casa de La Solana (Ciudad Real) el 7 de abril de 2000.

Por su parte, el matrimonio acusado del crimen, compuesto por José Román Chacón y Catalina Díaz, volvieron a reiterar su inocencia en su alegato final, e insistieron en su declaración de que nunca estuvieron en la casa de la víctima, Isabel Parra, de 79 años de edad, a la que habrían matado después de que esta se negara a prestarle dinero por segunda vez.

Fiscal y acusación particular, en sus conclusiones finales, confirmaron su petición de 20 años por un delito de asesinato y tres años por un delito de robo en grado de tentativa, para cada uno de los acusados, mientras que la defensa volvió a pedir la libre absolución, basada en que, contra sus clientes, a su entender, sólo existen indicios de delito, nunca pruebas concluyentes.

La última sesión de la vista oral, desarrollada en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, estuvo dedicada en su totalidad a los testimonios de los forenses, tanto los oficiales de los juzgados, como los propuestos por la propia defensa.

Los primeros ratificaron que la anciana fue golpeada con una "violencia extraordinaria" y que en la agresión participaron dos personas, una de ellas, con toda probabilidad, un varón, dado la fuerza con la que se asestaron los golpes.

La mujer, según el informe del fiscal, fue agredida en numerosas ocasiones con dos sillas, en su cabeza se encontraron restos de astillas de madera, una badila y unas tenazas de hierro.

Por otro lado, los peritos de la defensa, intentaron confirmar la tesis de ésta de que la jeringuilla que apareció en el lugar del crimen fue colocada allí después de ocurridos los hechos, de manera voluntaria o involuntariamente.

Esta jeringuilla, supuestamente utilizada por la víctima en su defensa, provocó una herida a los agresores y dejó una rastro de sangre, que, en el curso de la investigación, se demostró que su perfil genético coincidía con el ADN de Catalina Díaz, una de las 20 personas a las que se les realizaron estas pruebas.

En este punto, uno de los forenses oficiales, confirmó que la jeringuilla estaba en el lugar del crimen cuando ellos llegaron y que él mismo le puso una capucha a la aguja y la guardó en una bolsa, mientas que los peritos de la defensa plantearon que la jeringuilla pudo ser colocada por alguien en el revuelo que se formó después de que una sobrina de Isabel, que fue a llevare la comida el día de su muerte, descubriera su cadáver en la cocina de su casa en medio de un charco de sangre.