El arzobispo de Valladolid destaca que la celebración de la Resurrección festeja la vida y que no está "anticuada"

Actualizado: sábado, 15 abril 2006 16:37

VALLADOLID, 15 Abr. (EUROPA PRESS) -

El arzobispo de Valladolid, Braulio Rodríguez Plaza, destacó, en su carta pastoral correspondiente al Domingo de Resurrección, que esta celebración "renueva la vida pujante y desbordante que Cristo recibió de su resurgimiento" y afirmó que, "pese al laicismo en el que nos ha tocado vivir", la fiesta no está "anticuada"

El arzobispo aseguró en su misiva que en la celebración de la Resurrección "le decimos a Jesucristo que es digno de ser alabado eternamente por nuestras voces y las de los ángeles".

Rodríguez recordó que escribió a los miembros de una cofradía explicándoles que la Semana Santa es "un momento privilegiado de vivir la fe católica personalmente y, como testigo de Jesucristo", en el que, recomendó "comunicar a los cristianos que están alejados de la Iglesia el sentido profundo de esta fe"

Para el arzobispo, el resurgimiento de Jesús desde el sepulcro es una fiesta "diferente", puesto, explicó "hemos de transmitir lo que hemos recibido, que el Mesías murió por nuestros pecados, según las Escrituras, y que fue sepultado". "El Mesías, al tercer día, fue resucitado, según las Escrituras, y se dejó ver por Pedro y después por los Doce", recitó el arzobispo en palabras del libro de Cartas a los Corintos.

Según estas palabras, manifestó Rodríguez, "la muerte y la resurrección de Cristo no se pueden separar". Esto es, para el arzobispo, "una gran novedad", porque "su muerte nos reconcilia hoy con el Padre y nos libra de la muerte para siempre".

Por ello, aseveró, "sin la resurrección en el domingo de Pascua, el Viernes Santo sólo sería muerte y no victoria, esto es, algo parecido a una tragedia".

Muchos "ilustrados", según la carta, explican la Semana Santa y la gran cantidad de gente que congrega del siguiente modo: cuando hoy se movilizan las masas en los desfiles procesionales, la razón de ello hay que buscarla en que las procesiones juegan el mismo papel que en la antigüedad pagana tenían las tragedias griegas: descargar la tensión interior de la humanidad, de los hombres y mujeres con problemas.

Braulio Rodríguez proclamó que los representantes de la fe católico no piensan que la Pascua de Resurrección se haya quedado anticuada para los hombres y mujeres de hoy, "como dogmatizan tantos doctores en el laicismo que nos ha tocado vivir".

El arzobispo aseguró que la identificación de la muerte de Cristo "no puede ser una tragedia griega" ya que, aludió, "la victoria sobre la muerte que trae consigo la resurrección de Cristo no permite el desenlace de una tragedia griega, porque lo de Jesús no termina en muerte, sino en vida".

"La vida pujante y desbordante, que el Hombre Cristo Jesús recibió en la resurrección, llega a nosotros en el bautismo, la confirmación y la eucaristía, sacramentos pascuales de la iniciación cristiana, que hoy renovamos", afirmó Rodríguez Plaza que insistió en que, en esta celebración se recuerda que "los cristianos son salvados por la sangre y el agua que manan del costado de Jesucristo".