Joaquim Pijoan retrata en 'Sayonara Barcelona' una historia de amor condenada al fracaso

Actualizado: miércoles, 28 febrero 2007 20:03

BARCELONA, 28 Feb. (EUROPA PRESS) -

El escritor y pintor Joaquim Pijoan retrata en 'Sayonara Barcelona' (Proa) "una historia de amor que a menudo está condenada a un cierto fracaso", además de mostrar la disparidad existente entre la cultura japonesa y catalana.

Un remordimiento de conciencia empuja al protagonista de 'Sayonara Barcelona', Abraham, a volver a la capital catalana para disculparse después de que 25 años atrás huyera dejando a una chica embrazada, Mariona, y sin despedirse de su familia y sus amigos.

Esta huída a la otra punto del mundo se debe a su "incapacidad" de asumir la paternidad que se interpone con su ambición profesional, convertirse en un artista con reconocimiento internacional.

Sin embargo, Abraham vuelve a Barcelona como "un artista fracasado y anónimo" que ha aprendido a "asumir su fracaso" --"insignia de la posmodernidad"-- al llegar a la recta final de su vida.

Mariona es "incapaz" de perdonar, porque no puede olvidar lo que le hizo, a pesar de que entre ellos dos "existe un amor mutuo" que encarna una historia de amor actual, lejana al "estilo de 'Love Story'".

Barcelona tampoco corresponde a Abraham. La idea de "una Barcelona triunfalista" que ha ido creando durante su estancia en Japón y que "los políticos intentan vender" se distancia de la Barcelona "desconocida" y "distante" que encuentra.

La percepción que Abraham tiene del catalán es el de una lengua "minoritaria e innecesaria" con un uso parecido al gaélico en Irlanda que se ciñe al ámbito académico y "se estudia pero no se habla", y no como el hebreo que ha conseguido "revitalizarse".

'Sayonara Barcelona', Premi Sant Jordi 2006, refleja "una épica del fracaso" que define nuestro tiempo, "lleno de falsos triunfadores --todos llevábamos dentro el vacío de la incapacidad de ser felices-- que viven una fama efímera llenando las páginas de las revistas del corazón y los periódicos deportivos".

Pijoan (Santa Cristina d'Aro, 1948) resaltó de la cultura japonesa, que conoce por circunstancias personales y gracias a la lectura, su capacidad "contradictoria" de "aglutinar la tecnología más moderna, al mismo tiempo que tiene gran respeto por la tradición".

Sin embargo, criticó de los japoneses su personalidad un tanto "robótica" y su falta de "improvisación, emotividad y espontaneidad", aunque en algunas ocasiones "es de agradecer".