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Cree que la gente "también debería enfadarse" con quien dejó una deuda de 540 millones
BARCELONA, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -
El conseller de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat, Santi Vila, ha afirmado este miércoles que el mantenimiento del transporte público metropolitano de Barcelona requiere más compromiso del Gobierno central y saber combinar la aportación de las administraciones con la de los usuarios.
En una entrevista de TV3 recogida por Europa Press poco después de la protesta de este miércoles por la tarde --sobre todo en el Metro--, Vila ha afirmado que debe ser un sistema combinado de aportaciones públicas y de los ciudadanos, "premiando y favoreciendo sobre todo a los ciudadanos que necesitan una mayor protección --ya se hace-- o a los que hacen un uso diario".
Al planteársele que los usuarios más recurrentes usan precisamente las tarjetas T-10 y T-50/30 y son los más afectados por la subida --5% este año--, ha respondido que, más allá de porcentajes de afectados, la T-10 supone "un euro escaso" por viaje, precio que considera bueno comparado con abonos semejantes en Madrid, París y Bruselas.
Ha destacado que en los últimos años se ha incrementado muchísimo el servicio y admite que el ciudadano no debe soportar todo el coste, mientras que las administraciones públicas están aportando "mucho dinero, y deben seguir aportando".
280 MILLONES DEL GOVERN
Vila ha constatado que la Generalitat destina anualmente 280 millones de euros, "el Ayuntamiento aporta mucho dinero a la sostenibilidad del sistema, la Metropolitana también", mientras que el Estado se ha retirado progresivamente.
Por eso, el Estado "debe comprometerse de nuevo más con el transporte público", además de concertarse con la ciudadanía unos precios sostenibles para garantizar el modelo, y ha insistido en la calidad del servicio y en la necesidad de mantenerlo en su nivel para que siga siendo uno de los mejores del mundo, según él.
El conseller considera posible alcanzar "un gran pacto de compromiso de todos" por el transporte público, y ha augurado que se remontará la situación porque el transporte público es un servicio fundamental.
Sin embargo, constata el antecedente del problema actual: "Nos hemos encontrado una herencia de 540 millones de deuda" que, para él, dejan en peligro toda la viabilidad del sistema, poniéndolo incluso en riesgo de colapso.
RIESGO DE COLAPSO
Eso implica asumir esta cifra y generar déficits cada año, y solo tiene una salida: "Aportaciones públicas, de los usuarios y, si no nos vemos capaces de ir más allá con estos dos vectores, contener la oferta que prestamos a lo que nos podamos permitir".
"Los ciudadanos hacen bien enfadándose, pero también deberían enfadarse con las autoridades que posibilitan que un sistema se ponga en riesgo", ha advertido.
