MADRID, 25 Sep. (EUROPA PRESS) - Desde la década de 1950, los científicos han observado una relación lineal que se traduce en que la Tierra arroja más calor al espacio conforme su superficie se calienta. Observaron que la Tierra emite calor al espacio desde la superficie del planeta y desde la atmósfera. A medida que ambos se calientan, por ejemplo, mediante la adición de dióxido de carbono, el aire retiene más vapor de agua, que a su vez actúa atrapando más calor en la atmósfera. Este fortalecimiento del efecto invernadero de la Tierra se conoce como retroalimentación del vapor de agua. Crucialmente, el equipo descubrió que la retroalimentación del vapor de agua es suficiente para cancelar la velocidad a la que la atmósfera más cálida emite más calor al espacio. El equipo pudo entonces girar el picaporte de la temperatura hacia arriba y hacia abajo para ver cómo las diferentes temperaturas de la superficie afectarían el calor de salida. Cuando trazaron sus datos, observaron una línea recta: una relación lineal entre la temperatura de la superficie y el calor saliente, en línea con muchos trabajos previos, y en un rango de 60 grados Kelvin, o 108 grados Fahrenheit. Koll dice que este efecto invernadero explica por qué el calor que escapa al espacio está directamente relacionado con la temperatura de la superficie, ya que el incremento en el calor emitido por la atmósfera se cancela por la mayor absorción del vapor de agua.