Un investigador español descubre un nuevo grupo de algas marinas de reducido tamaño

Actualizado: jueves, 11 enero 2007 23:30


MADRID, 11 Ene. (EUROPA PRESS) -

Ramón Massana i Molera, del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC) de Barcelona, forma parte de un equipo internacional de científicos que ha descubierto la existencia de un grupo de algas marinas de reducido tamaño, denominadas 'picobilifitas', hasta ahora desconocidas. Los resultados de su estudio, realizado junto a Fabrice Not, en la actualidad también en la institución catalana, e investigadores de Alemania, Francia, Estados Unidos y Canadá, se publican esta semana en la revista 'Science'.

Según explicó Ramón Massana i Molera a Europa Press, los análisis revelan que las picobilifitas son microorganismos unicelulares muy pequeños (cerca de 3 micras, unos 0,003 milímetros) que han evolucionado independientemente de cualquier otro grupo conocido de eucariotas. Estos organismos contienen pigmentos conocidos como 'ficobilinas', que producen una fluorescencia naranja bajo la luz azul.

Los científicos descubrieron estos microorganismos analizando ADN recopilado de muestras de agua marina, en concreto a partir de las secuencias del gen rDNA 18S. "Un aspecto interesante es que los hemos encontrado en sistemas marinos muy distantes: el Mediterráneo, el Mar del Norte, el Mar de Noruega y el Ártico", señala Massana i Molera.

Según el investigador, no es extraño que haya numerosos estudios que describen nuevas especies, ya que la diversidad biológica es un tema actual que genera un gran número de investigaciones. Para Massana i Molera, "lo que es sorprendente es que aún haya grupos con una historia evolutiva única que estemos justo hoy día descubriendo. Éste es el caso de las picobilifitas, unos organismos que no sabemos dónde situar dentro de los seres vivos conocidos".

Los investigadores utilizaron herramientas moleculares como el FISH (Hibridación Fluorescente In Situ) y diseñaron sondas específicas que utilizaron para visualizar estos nuevos organismos en las muestras recogidas. Los resultados identificaron a estos microorganismos como protistas unicelulares muy pequeños con pigmentos, que los caracteriza como algas, y que parecen tener restos de un segundo núcleo, probablemente porque derivan de una endosimbiosis secundaria, es decir, la simbiosis derivaba de otra alga.

Según Massana i Molera, "es un nuevo miembro de la biodiversidad de seres vivos en la Tierra, desconocido hasta hoy día, y quién sabe qué puede esconder. En este sentido, es muy importante conseguir el asilamiento y cultivo puro de este organismo en el laboratorio".

UN MUNDO POR DESCUBRIR

La revista 'Science' publica esta semana también un artículo del investigador español Carlos Pedrós-Alió, sobre la diversidad microbiana en el océano y lo poco que se conoce sobre ella. El mismo Pedrós-Alió formó parte de un proyecto europeo del que derivan los datos genéticos de base de la investigación de Massana i Molera.

Además, esta misma semana en la revista científica 'Nature' Pedrós-Alió, junto a otros investigadores del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona y la Universidad de La Laguna en Tenerife, ha presentado el descubrimiento de las primeras bacterias marinas conocidas que utilizan la luz para crecer.

Según explicó Pedrós-Alió a Europa Press, "en el mar hay 10 elevado a 30 células bacterianas, pero no sabemos a cuántas especies pertenecen. Algunas bien conocidas son muy abundantes, pero la mayoría son tan poco abundantes que las técnicas moleculares convencionales no son capaces de detectarlas".

La aparición de nuevas tecnologías de secuenciación que pueden realizar de forma eficiente y barata cientos de miles de reacciones simultáneamente, indica Pedrós-Alió en su artículo, está abriendo una ventana a esa "biosfera de los microorganismos escasos".

Los primeros resultados de la aplicación de estos recientes avances parecen indicar que el número de especies bacterianas en una muestra puede ser de decenas de miles y seguramente, al perfeccionar la metodología, se pueda llegar a las centenas de miles. "Como consecuencia, el mar resulta ser un reservorio de una cantidad ingente de genes la mayoría desconocidos", indica el investigador.

Según Pedrós-Alió, "el ser conscientes de que existe esa enorme cantidad de genes representa un reto para poder recuperarlos, identificarlos y elegir aquellos que puedan ser útiles en biotecnología, en medicina o en otras aplicaciones. Además, su conocimiento proporcionará claves para interpretar mejor la evolución".