J.M. López Sánchez explora el exilio científico español a través de José Cuatrecasas en 'En Tierra de Nadie'

J.M. López Sánchez explora el exilio científico español a través de José Cuatrecasas en 'En Tierra de Nadie'
ARCHIVO HISTÓRICO RJB-CSIC
Actualizado: miércoles, 3 abril 2019 18:34

"Antes había esfuerzos importantes por modernizar las estructuras científicas del país", indica

MADRID, 3 Abr. (EUROPA PRESS) -

El profesor del Departamento de Historia Moderna e Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), José María López Sánchez, explora el exilio científico e intelectual español durante la Guerra Civil a través de la biografía del botánico José Cuatrecasas en 'En Tierra de Nadie. José Cuatrecasas, las Ciencias Naturales y el exilio de 1939' (Ediciones Doce Calles).

Cuatrecasas (Camprodon, Girona, 1903 - Washington DC, 1996) era "una de las figuras más importantes de la denominada Edad de Plata española, formó parte de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas que presidió Santiago Ramón y Cajal, institución que más y mejor hizo por recuperar las carencias que en materia de investigación y política científica tenía el país en el primer tercio del siglo XX", explica López Sánchez en una entrevista para Europa Press.

A través del estudio pormenorizado de la correspondencia personal de Cuatrecasas, el profesor analiza el ambiente político y cultural del exilio republicano y el compromiso científico y político del botánico.

De origen catalán, Cuatrecasas se forma como botánico en la Universidad de Barcelona de la mano de Pius Font i Quer y en 1931 gana una cátedra en la Universidad Central de Madrid (actual Complutense) en la Facultad de Farmacia. Más tarde se incorporaría como director del Jardín Botánico de Madrid durante la Guerra Civil. Al término de la contienda, se exiliaría como tantas otras mentes "brillantes" de aquella Edad de Plata de la Ciencia.

Según explica López Sánchez, durante el inicio del siglo XX se gestó un importante grupo de intelectuales y científicos que intentaron modernizar la España de entonces. "La relación entre ciencia y política eran muy estrechas y lo seguirían siendo después de la Guerra Civil", según indica el autor del libro, aunque en el exilio.

"Antes había esfuerzos importantes por modernizar las estructuras científicas del país de la mano de la Junta para Ampliación de Estudios", insiste López Sánchez sobre aquel grupo, al que califica de "la flor y nata de lo que el país daba en aquel momento".

Tal y como apunta el profesor, aquella época de esplendor científico, que compara al Siglo de Oro artístico de finales del siglo XV hasta el XVI, no se debió a una corriente ideológica común sino al abrazo de dos elementos: "la esperanza para renovar las estructuras científicas y políticas" y el carácter "reformista" que se respiraba en el ámbito político.

"Especialmente esperanzador" fueron los años de la Segunda República, pues hasta sus líderes políticos (Juan Negrín y Manuel Azaña, por ejemplo) estuvieron muy vinculados a los círculos científicos, según comenta López Sánchez.

Aunque la Guerra Civil acabó por "descapitalizar" la ciencia española, las élites fieles a la República continuaron con su labor en el extranjero. "Cuatrecasas fue un ejemplo magnífico de esta situación", sostiene el autor, pues no regresa a España hasta la muerte de Franco.

NI CONCIENCIA NI CONSENSO

Pese a la vinculación entre estos círculos científicos y la política, López Sánchez considera fundamental que la Ciencia sea considerada apolítica. De hecho, atribuye parte del éxito de la Edad de Plata a la autonomía en el ámbito político de la Junta para Ampliación de Estudios, cuya estructura derivaría más tarde en el actual CSIC.

¿Qué diferencias ve el autor entre aquellos años y la actualidad? López Sánchez identifica dos problemas. El primero de ellos es la "falta de toma de conciencia de la opinión pública sobre la importancia que tiene la ciencia en las sociedades modernas". A ello se suma un segundo motivo: "no hay un consenso entre fuerzas políticas", cuando la ciencia y la investigación necesita financiación estable para mantenerse como un sector estratégico.

Además, critica el desconocimiento generalizado de esta episodio tan "glorioso" de la historia reciente española, escrito por personalidades de renombre como Leonardo Torres Quevedo, Severo Ochoa o Juan de la Cierva, entre otros muchos. "Igual que se conocen determinados episodios trágicos o gloriosos de nuestro pasado reciente, en este caso es una página desconocida para la opinión pública", lamenta López Sánchez, que pide la valoración de estos acontecimientos históricos pero con el requisito de "no caer en partidismo de ninguna clase".

ACTO DE JUSTICIA TARDÍO

Precisamente, el pasado 30 de enero el Gobierno de Pedro Sánchez rindió homenaje a siete reconocidos académicos españoles que fueron represaliados tras el fin de la Guerra Civil, con un acto para familiares y discípulos como símbolo de la restitución de las Medallas académicas que les fueron retiradas en los años 40.

"Es un acto de justicia que llega un poco tarde, pero por lo menos ha llegado", valora el profesor, que ve este tipo de actos "necesarios" en una España que continúa sin "superar de una manera normal e irracional las consecuencias de la guerra".

Los siete académicos a los que se rindió homenaje fueron: Enrique Moles Ormella, Ignacio Bolívar y Urrutia, Honorato Castro Bonel, Enrique Hauser y Neuburger, Emilio Herrera Linares, Pedro Carrasco Garrorena y Blas Cabrera y Felipe. Entre ellos no estaba Cuatrecasas.

"España no ha sido una buena madre para sus científicos en general", resume así López Sánchez el papel de la España democrática con sus investigadores, y destaca la ausencia de carácter estatal e independiente de ideologías y de vaivenes económicos para aupar la I+D+i. "Reservar a la ciencia un capítulo especial no parece que se haya conseguido y la manifestación más palpable se encuentra en los procesos de emigración científica", añade.

"Es triste; me gustaría pensar que va a cambiar, no sería tan complicado porque es política para todos", insiste el historiador, que pone de ejemplo a Estados Unidos, China o Francia, países que en época de crisis aumentaron la inversión en Ciencia, al contrario que hizo España.

Sobre la posibilidad de que aparezca una nueva Edad de Plata, López Sánchez es tajante: "Probablemente no". Aunque España reúna factores como el talento para conseguirlo, según dice el autor, que pese a todo se considera "optimista". "Cualquier país necesita una Edad de Plata como la española", concluye.

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